El humorista cubano Ulises Toirac, uno de los rostros más afilados de la crítica social en la Isla, tuvo este viernes una curiosa reunión con la Seguridad del Estado, y como buen comediante, salió del encuentro con la cabeza en alto y el humor intacto.
Según él mismo contó en su perfil de Facebook, el intercambio duró más de una hora, se habló de «esto y lo otro», y todo fluyó con respeto mutuo. Nada de gritos, amenazas ni presiones. “Se respetó desde el principio que yo podía hablar libremente”, dejó claro. Y ya eso, en el contexto cubano, es casi un milagro digno de archivarse.
«Eso sí, no me dejaron ni salir al baño», bromeó el artista. Y como si el día no hubiera tenido ya suficientes complicaciones, al salir se le apagó el teléfono y al llegar a casa, ¡zas! apagón. Ni un mega para avisar lo ocurrido, ni un bombillo para escribirlo a lo antiguo.
Toirac, quien ha estado especialmente activo en los últimos días denunciando el tarifazo de ETECSA, mantiene su postura sin titubeos: “Lo que digo, lo sostengo”. Según contó, su cita fue convocada porque, al parecer, sus publicaciones no estaban cayendo muy bien en ciertos pasillos del poder. “Parece que a algunos no les hizo gracia lo que estaba diciendo en redes”, comentó entre líneas.
Y es que el actor ha estado tirando con todo contra las recientes decisiones de la empresa estatal de telecomunicaciones, que han dejado al pueblo con la boca abierta y el saldo en cero. Toirac no se ha guardado nada, y por eso muchos ojos oficiales están puestos sobre él.
En particular, el humorista reaccionó con fuerza a la reciente huelga estudiantil en la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, calificándola como un evento «interesante y peligroso» para el gobierno. Advirtió que cualquier intento de reprimir a los jóvenes podría salirle carísimo políticamente al poder.
“Estamos en una encrucijada”, dijo, usando una frase que no parece dicha al azar. Porque lo cierto es que la sociedad cubana vive momentos de tensión, y cada gesto, cada post, cada palabra cuenta.
Tras su reunión con los órganos de la Seguridad, Toirac agradeció las muestras de apoyo recibidas por sus seguidores. Nada lo ha hecho cambiar de rumbo. Su brújula sigue marcando hacia la verdad, sin rodeos ni disfraces.
Y así, con la ironía que lo caracteriza y la firmeza de quien no se deja doblar fácil, Toirac sigue haciendo lo que mejor sabe: decir lo que muchos piensan, pero pocos se atreven a gritar.