En medio del alboroto que ha generado el nuevo tarifazo de ETECSA, una joven estudiante de medicina soltó una bomba que ha sacudido las redes sociales en Cuba. En una reunión que parece haberse llevado a cabo en la Facultad de Ciencias Médicas Salvador Allende, la muchacha dejó claro algo que muchos pensaban pero no se atrevían a decir: ni siquiera los hijos de oficiales del Ministerio del Interior pueden costear los paquetes de internet que se venden en divisas extranjeras.
“Mi mamá es mayor del MININT y con su salario no puede pagar los más de 3.000 pesos que cuesta un paquete de datos. Y eso que muchos creen que los del MININT viven en el paraíso…”, soltó con tono sereno, pero con la firmeza de quien habla desde la experiencia.
En el ambiente se sintió la incomodidad de los presentes, pero también el respaldo espontáneo de sus compañeros, que no tardaron en aplaudir sus palabras. Algunos incluso añadieron sus propias quejas, dándole más fuerza al planteamiento. Porque lo cierto es que no todos tienen una MIPYME, ni un negocio en la sombra, ni parientes en Miami que les manden recargas en MLC.
La brecha digital en Cuba se ha vuelto insostenible, y ETECSA, en lugar de cerrar esa distancia, la está ensanchando.
En otro momento viral, un estudiante de medicina también se fue de frente contra las tarifas, y no con cualquier argumento, sino con una claridad que hizo tambalear los discursos de la empresa estatal y del propio gobierno.
“Nos están limitando el acceso a internet desde el monopolio que tienen. ¿Cómo voy a tener saldo si nadie me recarga desde fuera? Puedo tener millones en el teléfono, pero si no es saldo real, ¿cómo compro un paquete?”, cuestionó sin titubeos.
Desmontó la narrativa oficial pieza por pieza: “Eso de que cualquiera puede recargar desde Transfermóvil es una fantasía, porque para que alguien te transfiera saldo, primero tiene que tener saldo. Y si no hay recargas internacionales, entonces esto no tiene nada de socialista”, sentenció.
Otra estudiante aprovechó su turno de palabra para recordar que ETECSA fue creada en los 90 para modernizar las telecomunicaciones en Cuba, pero que hasta hoy la calidad del servicio sigue dejando mucho que desear. Y lanzó la pregunta que retumbó en los pasillos: “¿Dónde ha ido a parar todo el dinero que han recaudado durante años? ¿Por qué ahora el pueblo tiene que cargar con los errores de esa administración?”
Frente a estas voces jóvenes que no se callan, ETECSA se defiende alegando problemas técnicos y necesidad de sostener la red, pero cada vez son menos los que compran ese cuento. Los expertos y usuarios coinciden en lo mismo: el tarifazo es una medida torpe y deshonesta que castiga a quienes no tienen familiares en el extranjero.
El video de estos estudiantes se ha convertido en símbolo del descontento juvenil, ese que los medios oficiales intentan ocultar tras titulares sobre “disciplina revolucionaria” y “unidad ante el enemigo externo”.
El sacerdote Alberto Reyes se pronunció también desde su perfil en Facebook. Aplaudió lo que llamó un acto de valentía admirable por parte de los jóvenes, reconociendo que “su postura puede costarles caro”, pero que aún así se han mantenido firmes.
“Si los estudiantes ganan este pulso, se estará reconociendo el verdadero poder del pueblo”, escribió Reyes, en referencia a la dimensión política que ha tomado la protesta. Asegura que el gobierno ya prepara su guion habitual: intentos de soborno, amenazas, represalias y acusaciones sin fundamento, como ya ha ocurrido en otras ocasiones.
El sacerdote cerró su mensaje con un llamado claro y directo: “Es momento de que los padres, profesores e intelectuales se pongan del lado de estos muchachos. Porque, como nos han repetido tanto, tal vez sea hora de demostrar que el pueblo, unido, jamás será vencido.”
La crisis de ETECSA, más allá de las tarifas, ha desatado una ola de conciencia y de resistencia en las universidades cubanas. Y lo que comenzó como una queja por el precio de un paquete de datos, se está convirtiendo en algo mucho más grande: una lucha abierta por la dignidad y el derecho a la información.
