En medio de la gira que celebra sus dos décadas sobre los escenarios, Melendi le regaló a su público cubano un momento que eriza la piel. El cantante español, que nunca ha escondido su cariño por la isla, sorprendió a todos cuando alzó con orgullo una bandera de Cuba durante uno de sus conciertos y, sin pensarlo dos veces, soltó un: “¡Viva mi Cuba libre!” que sacudió el alma del auditorio.
La escena fue puro sentimiento. Entre luces, aplausos y corazones agitados, Melendi tomó la bandera con un respeto que se notaba en cada gesto. La abrazó con cariño, la colocó sobre una silla con delicadeza y, antes de seguir cantando, se inclinó y la besó. El público, encendido, respondió con una ovación que parecía no tener fin.
Una canción, una historia y un pueblo en la garganta
Justo después de ese instante mágico, comenzó a sonar “Desde que estamos juntos”, ese tema que lanzó en 2016 y que cuenta la historia de amor entre un extranjero y una cubana en plena Habana. Entre versos llenos de nostalgia y esperanza, Melendi se entregó por completo, mientras los asistentes —muchos con lágrimas en los ojos— coreaban palabra por palabra.
La conexión entre el artista y su público cubano se sintió más viva que nunca. Porque no era solo una canción: era un puente emocional entre Cuba y España, entre el amor y la memoria, entre lo que se sueña y lo que aún duele.
Un vínculo que viene de sangre, música y compromiso
Lo de Melendi con Cuba no es de ahora ni es de boca para afuera. El hombre lleva a la isla en la sangre: su abuelo era camagüeyano, y ese pedazo de herencia siempre lo ha llevado con orgullo.
Y no solo eso. En 2022 se unió a Aymée Nuviola —una de las voces más potentes del exilio cubano— para lanzar “Pan para Yolanda”, una canción que se convirtió en himno de resistencia. En ese tema, ambos artistas le cantan a la libertad y a la esperanza de un pueblo que sigue soñando con un futuro mejor.
Melendi, un aliado sincero del pueblo cubano
Más allá del escenario, de las luces y de los hits radiales, Melendi ha demostrado ser un artista que no le teme a tomar partido, que cuando dice “Cuba” lo hace con el corazón abierto y sin dobleces. Su mensaje de libertad no fue un adorno de concierto: fue un grito sentido, una postura firme y un gesto que muchos cubanos agradecen profundamente.
Y en tiempos donde el silencio pesa más que nunca, ese “¡Viva mi Cuba libre!” resonó como un eco de esperanza para miles que, dentro y fuera de la isla, siguen esperando el día en que ese grito se haga realidad.