Hay videos que te remueven el alma. No necesitan edición, efectos ni palabras rimbombantes. Solo muestran la vida como es, en carne viva. Eso fue exactamente lo que hizo Yordanys (@yordanisyanes) en TikTok al compartir su regreso a Cuba tras dos años lejos de sus hijos. Un momento tan real y tan crudo que es imposible verlo sin que se te encoja el corazón.
El clip comienza con una escena que parece sacada de una película, pero es la vida real: su hijo mayor corre por un camino de tierra, directo a los brazos de su padre. Yordanys se arrodilla en medio del camino, lo abraza fuerte, llora, lo besa… Es como si en ese gesto intentara recuperar el tiempo perdido. No hace falta más para entender lo que significa migrar y dejar atrás lo que más amas.
Pero si eso ya te deja con el nudo en la garganta, lo que viene después es aún más conmovedor. Su hija pequeña, que nació mientras él estaba en travesía, se le acerca por primera vez. Es una niña que apenas lo reconoce, porque nunca lo había visto en persona. Él la carga con cuidado, como quien sostiene un pedacito de vida. La abraza, la besa, le susurra cosas. “Mi mayor miedo era que no me reconociera”, dice Yordanys. Y no lo dice por drama, lo dice con el corazón en la mano.
Este pedazo de video tocó fibras muy profundas en la comunidad migrante, especialmente entre los cubanos. Cientos de comentarios en TikTok lo confirman: padres que llevan años sin ver a sus hijos, madres que esperan ese abrazo, abuelos que lloran frente a la pantalla. “Me hiciste llorar, bro. Llevo seis años fuera y no he podido ver a mis tres hijos”, comenta un usuario. “Ese abrazo es volver a nacer”, dice otro. Es imposible no sentirse parte de esa emoción colectiva.
Las reacciones no se hicieron esperar: “Bendiciones” fue la palabra más repetida. Porque aunque este video es personal, también es un testimonio de miles. De los que se van para sobrevivir, pero sueñan con volver. De los que saben que el tiempo pesa, pero el amor aguanta.
La historia de Yordanys no es solo suya. Es la historia de muchos cubanos, latinos, migrantes del mundo. Es la historia de un padre que se perdió el nacimiento de su hija, pero que aún así llegó a tiempo para abrazarla. Una historia que recuerda que hay cosas que ni el exilio ni los kilómetros pueden borrar.
