La influencer cubana Samantha Hernández, una de las caras más populares del grupo La Familia Cubana, soltó el corazón en una entrevista reciente y explicó por qué prefiere no hablar públicamente sobre la dictadura en la isla.
Durante su paso por el pódcast Farándula 305, conducido por Un Martí To Durako, la joven fue directa cuando le preguntaron por su postura política: “Cuba es un tema muy delicado para mí”, confesó sin rodeos.
“Allá la están pasando mal, y yo estoy aquí con aire acondicionado”
Samantha, que apenas lleva un año fuera de Cuba y ahora vive en Miami, se sinceró sobre el dilema que la acompaña desde que salió del país. Con voz pausada y clara, explicó que no se siente con autoridad moral para levantar la voz desde el confort del exilio.
“Nosotros estamos aquí viviendo el sueño americano, y allá hay gente sufriendo de verdad. Cuando me fui no estaba tan mal como ahora, pero igual estaba duro”, reconoció.
“No salí a protestar por respeto a mi madre”
La creadora de contenido también habló de su pasado en Cuba, donde nunca participó en manifestaciones ni salió a protestar, y explicó el motivo detrás de esa decisión. Recordó una conversación con su madre que marcó su postura actual:
“Cuando quise salir a gritar, mi mamá me dijo: ‘Sami, no. Si te meten presa, yo me muero’. Y yo preferí la tranquilidad de ella”, confesó. Esa experiencia la dejó con una convicción clara: “No tengo cara para pedirle a nadie que haga algo que yo misma no hice”.
“Me parte el alma lo que está pasando en mi país”
Aunque no alce la voz en tono político, Samantha no oculta el dolor que siente por su tierra. Habló con tristeza de su abuela, que aún vive en la isla, y de la impotencia de tener que enviarle dinero, comida o recargas mientras todo sube y el pueblo se hunde.
“Sí creo que están acabando con Cuba, y sí, me duele mucho. Me duele que abusen del hecho de que hay quienes desde acá podemos ayudar a los nuestros allá”, dijo, visiblemente tocada.
Y aunque asegura que puede mostrar su apoyo desde las redes, fue firme en lo que no piensa hacer: “No me van a ver gritándole a nadie ni diciéndole que salga a la calle, porque la que va presa no voy a ser yo”.
Una declaración que divide opiniones
Las palabras de Samantha no pasaron por debajo del radar. Algunos internautas aplaudieron su honestidad y empatía, mientras otros le exigieron una postura más comprometida frente a la represión y la crisis en Cuba.
Lo cierto es que, con esta entrevista, la joven no solo dejó claro por qué ha preferido el silencio, sino que también expuso una realidad incómoda para muchos cubanos en el exilio: ese conflicto interno entre el deseo de ayudar y la culpa por no haber actuado antes.