En una transmisión que sonó más a ultimátum que a explicación, el gobierno cubano dejó bien clarito este jueves que el pueblo tiene que aguantar el tarifazo de ETECSA sin chistar… o quedarse sin internet y sin telecomunicaciones. Encima de eso, el presidente Miguel Díaz-Canel dejó caer que, además de pagar más, los cubanos deberían agradecer la oportunidad.
Durante su podcast oficial Desde la Presidencia, Díaz-Canel reconoció que la red de telecomunicaciones está pasando por “una situación compleja desde el punto de vista tecnológico”, y soltó la amenaza de que, si no se toman estas medidas, el país podría quedarse “al borde del colapso”.
“Cuando pase un colapso tecnológico, también se nos va a exigir por qué no actuamos”, dijo con ese tono de “es lo que hay”, vendiendo la medida impopular como un mal necesario.
El mandatario justificó el sablazo de precios diciendo que “la falta de divisas” está desestabilizando el servicio. Las quejas de los usuarios, que viven diciendo que la conexión está peor que un domingo sin pan, ya son parte de la vida diaria.
Aunque admitió que “nunca hay buen momento para quitar o limitar beneficios sociales”, defendió la medida como indispensable. Según él, hay que ponerle freno a la cosa para que no se venga abajo el sistema, pero también para —palabras suyas— “avanzar en el desarrollo del sistema”.
El propio Díaz-Canel describió esta jugada como un “repliegue táctico”: “Íbamos avanzando, tenemos que detenernos, retroceder un poco para acumular lo que nos hace falta”. Con una cara de piedra, prometió que más adelante se recuperarán los ritmos e incluso se superarán los de antes.
Aseguró que no se trata de frenar la digitalización, sino de “modificar los ritmos” para que el sistema no reviente. Según él, el desastre actual viene de una “mezcla de factores internos, pero sobre todo externos e inducidos”, que han hecho imposible mantener el paso.
Díaz-Canel también dijo que estas decisiones, a medida que “vayan funcionando” y se perfeccionen, permitirán seguir la estrategia de transformación digital, donde no faltará la inteligencia artificial y toda esa parafernalia de palabras bonitas.
Todo esto llega mientras los cubanos siguen tragándose el tarifazo, las restricciones y un acceso cada vez más limitado a internet. Y mientras la gente busca maneras de estirar la conexión, el gobierno insiste en que el sacrificio es la única salida.
Ese mismo jueves, en medio de las protestas contra ETECSA, la presidenta de la empresa, Tania Velázquez, soltó otra bomba: habló de un posible “fallo generalizado” en la red nacional.
“Se han ido presentando determinados fallos en esta infraestructura que van abocando a un camino… en el cual hemos avizorado que puede existir en algún momento un fallo generalizado”, dijo Velázquez, como quien vaticina un apagón total.
La funcionaria pintó un panorama oscuro: sin llamadas, sin mensajes y sin llegar a clases ni al trabajo. Casi un apagón digital completo.
Este pódcast del jueves 5 de junio no cayó en saco roto: salió al aire mientras los estudiantes de la Universidad de La Habana y otras casas de estudio estaban en paro académico indefinido, reclamando conectividad justa y verdadera para todos los cubanos.
Lejos de buscar un diálogo o soluciones reales, la respuesta oficial ha sido un llamado a “cerrar filas” contra lo que llaman “guerra mediática” de los enemigos del sistema. Pero los estudiantes no se dejan intimidar: ahora piden la renuncia del presidente de la FEU, Ricardo Rodríguez González, porque sienten que no representa los intereses del estudiantado.