Ulises Toirac, uno de esos cubanos que no se anda con rodeos ni le teme al qué dirán, anunció en sus redes que lo habían llamado “a conversar” los muchachos de la Seguridad del Estado. Así, como quien va a tomarse un café con los panas, pero ya tú sabes que la cosa no es tan inocente como suena.
Grabó un video en plena calle mientras caminaba hacia su cita obligada. “Voy rumbo a un intercambio… me dijeron intercambio. Parece que no les gusta lo que estoy diciendo. Vamos a ver”, soltó con ese tono suyo que mezcla ironía, temple y costumbre de lidiar con el absurdo.
Y claro, las redes no tardaron en explotar en apoyo y solidaridad.
Uno desde La Habana le lanzó: “Te llamaron a contar los cabrones que se creen dueños de la vida ajena”. Y otra emigrada se lo imaginó en el clásico circo de siempre: “Seguro que ahí te esperan Gustavito y el señor juez a firmar la sentencia. Estamos contigo, flaco”.
Pensar en Cuba sigue siendo un delito
Una seguidora lo resumió con todas sus letras: “A los troll no les gustan las personas inteligentes y que piensen”. Y otro se fue más profundo: “¿Cómo va a prosperar un país que le tapa la boca a cualquiera que piense diferente?”.
Y es que Toirac no ha estado ni callado ni con miedo últimamente. Viene calentando las redes con críticas directas a las nuevas medidas de ETECSA, el famoso tarifazo y el desastre económico que, según él, se cocina en burbujas desconectadas de la realidad.
Reaccionó con firmeza cuando los estudiantes de la Facultad de Matemática y Computación en la Universidad de La Habana decidieron plantarse. Advirtió que, si el gobierno pensaba reprimir esa protesta, el costo político sería «impagable». Como quien ve venir el aguacero y dice: “O se mojan o se esconden, pero aquí nadie va a salir seco”.
En un post encendido, el actor dejó claro que el régimen tiene un dilema: “Si reprimen, pagan caro; si permiten, muestran debilidad. Y más que cerebro, lo que ha mandado aquí es la prepotencia”, sentenció.
Entre memes, sarcasmo y realidad: una crítica sin miedo
Toirac también disparó con munición fina contra la comparecencia televisiva de Tania Velázquez, la presidenta de ETECSA, quien salió en pantalla a intentar justificar el tarifazo. Según el humorista, “no dijo nada nuevo ni aportó una solución real”, y más bien parecía leer un guion de esos que nadie cree, pero todos escuchan por compromiso.
En otra publicación viral, destrozó el discurso oficial de las “gratuidades que ya no se pueden sostener”. Ironizó diciendo que el gobierno no puede seguir subsidiando cosas como el Internet o la comida. Pero luego, con un giro de guión, le metió una crítica mordaz: el peso cubano “no vale ni la cáscara”, y no hay manera de imprimir más billetes sin desatar el caos. ¿Resultado? Mala suerte, dijo él. Y el pueblo asentó.
Un paquetazo que huele a neoliberalismo disfrazado
El nuevo esquema de precios de ETECSA, que recuerda a esos modelos neoliberales que el propio régimen se pasa la vida criticando, ha sido rechazado de punta a cabo por casi todos los sectores. Lo ven como lo que es: un abuso que obliga a la gente a comprar paquetes de datos imposibles de pagar, una vez que se agotan los míseros 6 GB del mes.
Los precios están por las nubes, en CUP o en divisas, pero los salarios siguen arrastrándose en un peso cubano que ya ni el pan aguanta.
Intentando calmar el fuego, ETECSA lanzó otra jugada: 12 GB por 720 CUP y acceso gratuito a sitios educativos, pero solo para estudiantes universitarios. Y aquí fue donde la cosa se calentó aún más.
Los jóvenes no tragaron el caramelo y respondieron con fuerza: “No queremos privilegios, queremos igualdad”. Así fue como nació el paro indefinido en la Facultad de Matemática y Computación. Porque en este país, cuando hasta los estudiantes deciden parar, es porque el cuento ya no convence ni con azúcar por encima.