En medio de una Cuba sacudida por la escasez y los apuros diarios, aún hay gestos que nos sacan una sonrisa y nos hacen creer en la gente buena. Eso fue lo que hizo Yarima Merino, una camarera del hotel Playa Caleta, en Varadero, que sin pensarlo dos veces devolvió una bolsa con 30 mil dólares, 400 mil pesos cubanos y un reloj de alto valor a su verdadero dueño.
El caso lo reportó el periódico Trabajadores, que no tardó en destacar el gesto de esta mujer que, con total entereza, hizo lo correcto en una situación donde más de uno hubiese “mirado pa’ otro lado”.
Según contó la propia Yarima, el hallazgo ocurrió justo cuando el huésped, un jefe de proyecto en La Habana, ya se estaba yendo del hotel. Al encontrar la cartera, ni la tocó. Llamó enseguida al jefe de seguridad y juntos procedieron a abrirla.
El dueño llegó poco después, dijo la cantidad exacta que había dentro y se puso a contar el dinero delante de todos. Ella nunca se quedó con nada. Ni siquiera lo pensó.
“No hay justificación para quedarse con lo ajeno, ni siquiera ahora que estamos pasando por una situación tan dura. Eso no es mío, punto”, declaró Yarima a la prensa oficial. También compartió que le inculca esa misma honestidad a su hijo de 13 años: “Siempre le digo que uno tiene que ser correcto, con crisis o sin crisis”.
En un país donde el día a día es cuesta arriba y la tentación del dinero fácil está a la vuelta de la esquina, este tipo de acciones resalta como una joya rara, una luz entre tanto apagón.
Pero no es la primera vez que los cubanos demuestran que todavía queda vergüenza y valores. El año pasado, en Santiago de Cuba, un joven encontró una billetera llena de documentos y tarjetas, y no descansó hasta devolvérsela al dueño. Nada de pedir recompensa ni inventar cuentos.