Una historia de dolor, valentía y lucha por la libertad está a punto de tener un giro aterrador. Mariana de la Caridad Fernández León y su hermana Yaneris Redondo León, dos jóvenes cubanas que se enfrentaron al régimen en las protestas del 11 de julio (11J), hoy están al borde de ser devueltas a la misma dictadura que las condenó por alzar la voz.
Ambas fueron juzgadas y sentenciadas en Cuba: Mariana a cuatro años de trabajo correccional, y Yaneris a siete años de prisión. Los cargos: atentado, desacato y desórdenes públicos. Todo por protestar. Todo por exigir libertad. Pensaron que podrían encontrar justicia o al menos un poco de esperanza. Pero no fue así, y tomaron una decisión extrema: escapar en una balsa.
El viaje fue de película (y no precisamente de las buenas). Salieron de Cojímar con 42 personas más, y tras 16 horas en el mar, lograron tocar tierra en los Cayos Marquesas, al oeste de Key West, el 13 de noviembre de 2022. Mariana, que solo tenía 18 años durante las protestas, llegó tan débil que colapsó y terminó hospitalizada por un fallo renal. Su hermana Yaneris fue detenida, pero luego liberada con un documento migratorio que equivale a una orden de deportación rápida, aunque permite apelar con una solicitud de asilo.
Su madre, Yosima León, que vive en Miramar (Florida), se deshizo en lágrimas cuando habló con Telemundo51: “Regresar a Cuba sería dejarlas sin vida”. Y no está exagerando. Si las deportan, apenas bajen del avión en La Habana, las espera la cárcel. Así de claro.
La organización Justicia 11J ha levantado la voz con urgencia. A través de su cuenta en X (antes Twitter), denuncian que esta posible deportación viola el principio de non-refoulement, que impide devolver a una persona a un país donde puede ser perseguida, torturada o maltratada. Y en el caso de Cuba, esas amenazas no son teoría: son realidad.
La situación es tan seria que Justicia 11J pide auxilio internacional. Llaman a los organismos de derechos humanos a activar todos los mecanismos de protección posibles, y al exilio cubano y la sociedad civil internacional a no quedarse callados. Mariana y Yaneris han seguido denunciando al régimen desde su llegada a EE.UU., participando en actos públicos, entrevistas, marchas… Lo que las pone aún más en la mira del sistema represivo cubano.
¿Qué será de ellas? Eso depende ahora de la presión pública, del apoyo legal y de que las autoridades estadounidenses reconozcan que enviar a estas hermanas de vuelta a Cuba es ponerlas directamente en manos del verdugo.