El cantante cubano Yotuel Romero acaba de lanzar un mensaje que ha removido emociones en todas partes: desde La Habana hasta Miami. No fue una canción ni un concierto lo que lo puso otra vez en el ojo del huracán, sino un post en Facebook donde habló con el corazón en la mano sobre una herida profunda que todos los cubanos conocen: la relación entre los que se fueron y los que se quedaron.
Con un texto cargado de sentimiento, Yotuel soltó una verdad sin anestesia: “Si no mandas, te reclaman. Te hacen sentir que fallaste, que no quieres a los tuyos. Pero el que se fue también llora, también sufre, también extraña. Solo que no pide, trabaja”. Y sí, eso dolió… porque es real.
El exOrishas quiso dejar bien claro que el exilio no está hecho de lujos, sino de sacrificios. Que muchos allá adentro creen que los de afuera nadan en dólares, pero la mayoría apenas sobrevive para poder mandar “algo” a casa. “Gracias al exilio, todavía Cuba no se ha derrumbado por completo”, escribió. Sin pedir aplausos ni estrellitas, solo respeto.
Las reacciones no se hicieron esperar. Miles de cubanos, de dentro y fuera, se volcaron en los comentarios. Algunos agradecieron el valor de decir en voz alta lo que sienten cada vez que les reclaman por no mandar un paquete o una recarga. Otros, sin embargo, lo acusaron de hablar desde una posición cómoda, e incluso recordaron sus tiempos sentados en cenas oficiales con la alta cúpula del régimen.
“Yo llevo 30 años ayudando y cuando no puedo, soy lo peor”, escribió una mujer desde Estados Unidos. Otro padre confesó: “Uno no deja de ayudar, pero ya no puede más”. Alguien desde Santa Clara resumió el sentir general: “Los cubanos tenemos un gran corazón, aunque abusen de él”.
Pero también hubo críticas desde la Isla. “Ustedes quieren que nos tiremos para la calle cuando ustedes se fueron sin hacerlo”, escribió una habanera. Y algunos matizaron el debate, recordando que no todas las familias piden ni exigen, y que hay quienes agradecen sin reclamar jamás.
Y para colmo, también se habló de la juventud actual en Cuba, señalando cómo algunos se han acostumbrado a vivir de lo que les mandan desde fuera. “Piden megas y teléfonos, pero no les importa si hay comida o medicina”, comentó una emigrada indignada.
Lo que Yotuel hizo fue destapar una de las grandes verdades de la Cuba partida: ese dolor invisible entre el que manda y el que espera, entre el que se fue a construir futuro y el que se quedó atrapado en la ruina. Un vínculo que se sostiene por amor, pero que muchas veces también asfixia.
En medio de todo, su mensaje nos recuerda algo esencial: todos los cubanos, estén donde estén, llevan una carga. Lo importante es que nos escuchemos y nos respetemos, sin culpas ni reproches.