La olla sigue a punto de estallar en las universidades cubanas, y esta vez quien tiró la tapa fue Alicia María López, profesora en la filial de la Universidad de Matanzas en el municipio de Jovellanos. La académica no se anduvo con rodeos y anunció públicamente su renuncia, dejando claro que no quiere seguir siendo parte de un sistema que ignora y silencia a sus estudiantes.
A través de una publicación en redes sociales, López soltó lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir: que la universidad está haciendo “una puesta en escena” para simular armonía, mientras el descontento juvenil arde por dentro. Y no se quedó ahí.
“Miren los rostros de los pocos estudiantes matanceros que asistieron al encuentro. Están al fondo, cabizbajos, avergonzados”, escribió, refiriéndose a una imagen compartida por el periódico oficialista Girón, donde se mostraba una reunión entre alumnos, profesores y dirigentes políticos.
Una foto vale más que mil silencios
La escena que quiso vender el medio provincial —con estudiantes sonrientes y un ambiente supuestamente participativo— fue desenmascarada por la propia profesora. Para ella, todo fue un montaje, un acto sin alma para calmar las aguas mientras el país entero está sintiendo el temblor de la juventud indignada.
“Su consejo de dirección monta esta puesta en escena con el fin de difundir una imagen idílica”, denunció con ironía. Para ella, el evento fue una fachada montada a la carrera, como quien pinta la casa sin arreglar las goteras.
Profesores que callan, instituciones que traicionan
En su mensaje, Alicia María López fue tajante: “Los profesores, cuando de verdad lo somos, no podemos darle la espalda a las luchas de nuestros estudiantes”. Con esa frase, se desmarcó completamente del discurso complaciente que ha venido repitiendo la oficialidad.
Mientras Girón trataba de vender la narrativa de una FEU dispuesta al diálogo y proactiva, la realidad —según la profesora— es otra muy distinta: el estudiantado está harto, y el diálogo al que los llaman es puro decorado para la foto.
Y aunque el evento supuestamente tocó temas “sensibles” como el reciente tarifazo de ETECSA, el encuentro no fue más que una mesa fría, donde todo se habló sin alma, sin profundidad, y sin reconocer la protesta real que se ha extendido por varias universidades del país.
Una renuncia con eco
La profesora confirmó que este sábado entregará formalmente su carta de renuncia, una decisión que ha resonado fuerte en redes sociales. En los comentarios a su publicación, muchos aplaudieron su coraje, mientras otros —como es de esperarse— la atacaron por su postura.
El activista José Raúl Gallego no tardó en reaccionar: “Más gestos como este y el circo se les cae en una semana”, escribió, apuntando al desgaste que sufre el aparato estatal ante cada acto de dignidad.
La rebelión estudiantil sigue creciendo
Desde que ETECSA soltó su paquetazo de tarifas, el ambiente universitario en Cuba ha pasado del murmullo al grito. Estudiantes de varias facultades, especialmente en La Habana y Villa Clara, se han declarado en paro, exigiendo respuestas reales a una crisis que ya no da más.
Y mientras el gobierno intenta hacer como que nada pasa, cada gesto de insatisfacción —como el de esta profesora— va rompiendo el silencio impuesto por años.
Porque en Cuba, cuando hasta los maestros se bajan del escenario y le dicen al poder: “no cuenten más conmigo”, es señal de que la función está a punto de terminar.