¡Parece sacado de una serie de Netflix, pero pasó en la vida real! Un cubano en Miami fue arrestado por andar disfrazado de agente del FBI, con gorra, luces y hasta billetera con «insignia incluida», como si fuera todo un personaje de Mentes Criminales.
El protagonista de esta historia es Mario Enrique Allende, un hombre de 59 años que decidió tomarse la justicia (y la fantasía) por su cuenta. Lo detuvieron en pleno suroeste de Miami-Dade, específicamente cerca de Kendall Drive, luego de que intentara hacerse pasar por agente federal y detener a otro conductor.
Según reportaron medios locales, el “FBI de utilería” andaba en un Mitsubishi Outlander azul, al que le había instalado luces rojas y azules tipo patrulla. Para completar el disfraz, llevaba puesta una gorra negra con las letras “FBI” bien visibles, y una billetera con lo que parecía ser una placa oficial. Como para no dejar dudas de que estaba metido en personaje.
Todo ocurrió un jueves, alrededor de las 4:00 p.m., cuando Allende paró a un automovilista en Southwest 133rd Avenue y 88th Lane, en la zona de Kendale Lakes. El show no terminó ahí. Le dijo al otro conductor que se iba “preso para una cárcel federal” por “casi causar un accidente”.
Pero lo que Mario no esperaba era que el automovilista tenía sus sospechas. Al notar que algo no cuadraba, llamó a un verdadero oficial del sheriff, y ahí sí se le acabó la película al falso FBI. Cuando llegó la patrulla, pillaron a Allende tratando de desmontar las luces y esconder la gorra en el asiento trasero. ¡Muy tarde, compadre!
Fue arrestado en el acto y trasladado al Centro Correccional Turner Guilford Knight, donde permanece detenido con una fianza de $2,500. Las autoridades dicen que el hombre habría confesado todo, pero curiosamente, esa confesión no aparece en el reporte oficial.
Ahora enfrenta un cargo serio por suplantación de identidad de un oficial federal, lo que no es ninguna bobería. Es un delito grave, y no solo por lo ilegal del acto, sino por el peligro que representa para la seguridad pública.
Este caso deja una lección clara: cuidado con los que se hacen pasar por agentes de la ley, sobre todo si andan con luces en carros sospechosos o con frases de película. Si algo no te cuadra, haz como el conductor: llama a los verdaderos oficiales.