Una imagen que circuló como pólvora por las redes ha puesto de punta a media Cuba: unos gorriones muertos, empacados como si fueran mercancía cualquiera, estaban siendo ofrecidos por mil pesos o a cambio de saldo móvil. El escándalo fue tan grande, que la organización Bienestar Animal Cuba (BAC) no se quedó callada y lanzó una contundente denuncia.
Según explicó BAC-Habana, filial capitalina del grupo, estos animalitos eran vendidos como si fueran mascotas o, peor aún, como ingrediente para sopas. Aquello fue un golpe bajo para muchos, y no faltaron los llamados a las autoridades para que pongan freno a este tipo de prácticas que violan la ley y el respeto mínimo a la vida.
Desde su cuenta de Facebook, BAC fue claro y directo: “Esto no solo es crueldad animal, es una afrenta a nuestros valores como sociedad. El gorrión no es solo una ave: es un símbolo de ternura, de aguante, de libertad cubana”.
También recordaron que en Cuba está vigente desde 2021 el Decreto-Ley 31 de Bienestar Animal, y que este tipo de maltrato, comercio o captura sin permiso es una infracción grave según lo establecido en varios artículos del documento legal. En cristiano: es ilegal y punto.
Pidieron que tanto el Ministerio de Agricultura como Flora y Fauna y la mismísima Fiscalía metan la mano y no dejen pasar por alto algo tan grave.
Pero no se quedaron ahí. BAC fue más allá y lanzó una frase que encendió a todos en las redes:
“No todo se vende. No todo se come. No todo se negocia”. Y tienen razón. Hay líneas que no deben cruzarse, ni aunque el bolsillo esté vacío.
Además, anunciaron una iniciativa internacional sin precedentes contra el maltrato animal, programada para este 8 de junio a las 3:00 p.m. hora de Cuba. Una propuesta que, según ellos, busca movilizar a la ciudadanía y romper con ese silencio cómplice que muchas veces nos traga.
Los comentarios en redes no se hicieron esperar. Desde peticiones de “una marcha pacífica por los animales” hasta denuncias sobre maltrato a caballos y perros, quedó clarísimo que el problema va mucho más allá de un grupo de gorriones.
Las imágenes causaron una verdadera ola de indignación digital. La gente habló fuerte y claro: “asco y repudio”, “cárcel para los abusadores”, “hasta cuándo el silencio institucional”. Porque sí, hay hartazgo. Y también hay dolor.
En otro post, BAC aprovechó para recordar algo que muchos no saben: los gorriones llegaron a nuestras islas como polizontes en barcos coloniales, y con el tiempo se ganaron su puesto entre nosotros. Estas pequeñas aves, además de encantadoras, ayudan a controlar insectos y a mantener el equilibrio de nuestros ecosistemas urbanos.
“Cuidar a los gorriones es cuidar nuestras calles, nuestro aire y hasta nuestro ánimo”, dijo BAC.
Y si alguien pensó que este tipo de crueldad es algo aislado, se equivoca. Hace apenas unas semanas, una gata fue arrojada desde un tercer piso en Mayarí, Holguín, y luego atacada hasta morir. La responsable del edificio denunció lo ocurrido… y fue ella quien terminó con cargos en su contra por supuesta difamación. Sí, tal como lo lees.
Tras la presión social, Sanidad Animal multó con 1,500 pesos a un vecino implicado y le soltó una advertencia, aunque muchos siguen preguntándose por qué la ley parece más rápida para castigar a quien denuncia que a quien maltrata.
A pesar de tener una norma que supuestamente protege a los animales desde 2021, la realidad en Cuba es otra. Las especies callejeras siguen a su suerte, los recursos del sistema veterinario son escasos, y la impunidad galopa.
Por si fuera poco, en abril se supo que alguien estaba ofreciendo una lechuza viva por 20,000 pesos en un grupo de Facebook, como si fuera un adorno exótico. Y en marzo, una activista denunció que una clínica veterinaria se negó a operar a una gata en estado crítico. ¿Hasta cuándo?, preguntan muchos.
Mientras tanto, la comunidad protectora sigue empujando, denunciando y poniendo el cuerpo. Porque en una Cuba donde las necesidades aprietan, hay que seguir defendiendo que la vida, toda vida, merece respeto.