Idelis García, esa cubana encantadora que nos enamora con sus fresas del jardín y sus videos llenos de buena vibra, se volvió a hacer viral. ¿La razón? Esta vez no fue por una nueva cosecha ni una receta criolla, sino por un masaje facial con… ¡pepino congelado! Sí, como lo lees.
“Sí, esto es un pepino congelado, lo vi mil veces en redes sociales y dije: ok, tengo que probar esto”, comenzó diciendo Idelis mientras se pasaba el pepino como si fuera un rodillo de jade versión campesina. Y aunque parecía una escena sacada de un spa rural, su intención era clara: desinflamar la cara, cerrar los poros y calmar la piel con algo natural. “No sé si hace magia, pero se siente increíble”, confesó. Según ella, es como un hielo suavecito que se derrite en la piel. Eso sí, advirtió que le dejó la cara un poco roja, pero bajó la hinchazón. ¿Resultado? ¡División de opiniones en redes!
La joven, siempre espontánea, lanzó una pregunta con todo el flow: “¿Ustedes ya lo probaron o soy la única loca con un pepino en el congelador?” Y claro, los comentarios llegaron como pan caliente. Desde quienes dijeron que sí lo han probado y les encantó, hasta los que la criticaron… incluyendo a su propia dermatóloga, que le escribió un rotundo: “No hagas esto en tu piel, por fa”.
Idelis, honesta como siempre, admitió que grabó el video sin consultarla y que después le dijeron que no es buena idea usar alimentos directamente en el rostro. Aun así, el tema se volvió un debate caliente entre remedios caseros vs. dermatología tradicional.
Entre los comentarios hubo de todo: apoyo, advertencias, anécdotas… y claro, humor cubano del bueno. Una seguidora le tiró con todo el sarcasmo del Caribe: “Yo tengo mi pepino descongelado porque en este país de ping* nunca hay corriente”. Otro comentó que el truco le sacó granos que ni sabía que tenía. Y uno más compartió su frustración con la medicina convencional: “Llevo 10 años en dermatólogos y ninguno me ayudó, pero reniegan de los remedios naturales”.
Lo cierto es que el video no solo nos sacó risas, sino que también mostró ese contraste tan real en Cuba: mientras unos experimentan con rutinas de cuidado facial, otros no pueden ni prender el refrigerador. En fin, esta historia tiene pepino para rato.
