En medio del alboroto universitario que ha puesto contra las cuerdas a ETECSA, Ulises Toirac, el humorista que no se anda con rodeos, soltó en redes un análisis sin filtro ni anestesia. Lo hizo como quien se quita una espina del pecho y la lanza directo al centro del problema.
Desde su cuenta de Facebook, el actor ironizó sobre la vieja escuela de represión que carga el régimen cubano, tan llena de trucos y libretos reciclados que, como él dice, “debe haber un manual más gordo que La guerra y la paz” para apagar cualquier chispa de descontento.
El actor no se anduvo con cuentos
Toirac no compra el cuento del “enemigo externo” ni el de las conspiraciones imperiales. Según él, los estudiantes no salieron a protestar por orden de nadie, sino porque la injusticia huele feo y alguien tenía que decirlo. “Este pastel tiene peste”, escribió, en una frase que resume el hartazgo generalizado.
Y remató con otra idea poderosa: “No son brutos, son universitarios”. Están formados, piensan, y se dieron cuenta de que algo no cuadra. Por eso decidieron alzar la voz, a pesar del riesgo.
¿Y qué hace el poder? Intimidar, como siempre
El humorista no se tragó el caramelo amargo de los discursos oficiales. Denunció que ya hay presiones individuales, amenazas veladas y esa frase lapidaria que tantas veces se ha escuchado: “Si no te gusta, emigra”. Como si el país fuera una sala de espera y no un hogar que también les pertenece.
Y lanzó una alerta: “Esta semana la cuerda se va a poner bien tensa”. Porque cuando el pueblo habla y el poder no quiere escuchar, la respuesta suele venir en forma de porra, citación o apagón informativo.
La fuerza no es razón, y la razón no se impone
Toirac, fiel a su estilo reflexivo y punzante, soltó una joya de esas que se quedan rondando en la cabeza: “La razón no puede ser coercitiva. Es razón y más nada. Si usa la fuerza, deja de serlo”. Un palo sin violencia, pero con mucho filo.
Y para cerrar, dejó una ecuación sencilla, pero profunda: “Intenten sumarlos. Cualquier otra aritmética, falla”. Porque, según él, lo que hace falta no es callar a la juventud, sino integrarla, escucharla, respetarla.
No es la primera vez que se planta
Desde que estalló la indignación estudiantil contra el tarifazo de ETECSA, Toirac ha sido una de las voces más claras y coherentes del debate. Denunció el abuso, apoyó la protesta y dejó claro que el silencio ante la injusticia no es neutralidad, es complicidad.
Y por supuesto, el aparato no tardó en reaccionar. Fue citado por la Seguridad del Estado, que lo interrogó sin golpes, pero con ese estilo “amablemente amenazante” que tantos conocen. Le hicieron saber que sus palabras tienen peso político, como si eso fuera una excusa para morderse la lengua.
Pero lejos de echarse pa’ atrás, Ulises salió del encuentro con más convicción que antes. Reafirmó que esto no va de ideologías ni de bandos, sino de conciencia. Y que los jóvenes no están haciendo ruido porque sí, sino porque tienen algo importante que decir.
Y en medio de tanto ruido, represión y medias verdades, su mensaje queda flotando como un eco claro: “No se trata de gritar más fuerte. Se trata de tener la razón.”
