Un año después del escándalo que sacudió a media Habana, el Tribunal Provincial Popular ha abierto proceso judicial contra los implicados en los disturbios ocurridos en las afueras de la popular Finca de los Monos, en el municipio Cerro. El evento, que debía ser una fiesta veraniega para adolescentes, terminó en una batalla campal que dejó más de un herido y un montón de preguntas sin responder.
Según informó Cubadebate, la Fiscalía apunta a delitos de desórdenes públicos y tenencia ilegal de armas o explosivos. En total, hay 20 personas procesadas: siete siguen tras las rejas, dos están vinculadas a hechos posteriores, y el resto espera el veredicto en libertad.
Las autoridades insisten en que todo se ha hecho “como manda la ley”, respetando los derechos procesales y garantizando un juicio justo. Pero el caso, como era de esperar, ha removido las aguas.
Una fiesta que se salió de control
La cosa se remonta al 8 de junio de 2024, cuando la Finca de los Monos fue sede —o al menos testigo— de un evento juvenil llamado Inicio del Verano Juvenil 2024. La actividad, pensada para adolescentes entre 12 y 17 años, fue organizada por el proyecto Klatus Creativo y contó con el visto bueno del gobierno municipal del Cerro. Incluso fue promovida por la televisión nacional.
El problema vino después. A pesar de la promoción oficial, las autoridades terminaron diciendo que el evento “no estaba aprobado”. Ese mismo día, la fiesta degeneró en una trifulca monumental entre pandillas juveniles, donde volaron machetes, cuchillos y quien sabe cuántas cosas más. El resultado fue una escena digna de película, pero sin ficción: caos, heridos y un susto colectivo.
En un primer momento, los medios estatales intentaron bajarle el volumen al asunto, reportando apenas dos lesionados. Pero las redes sociales, que no perdonan, mostraron videos alarmantes y testimonios que hablaban de decenas de jóvenes envueltos en los pleitos, algunos con lesiones serias.
Hasta Humberto López, vocero bien conocido del oficialismo, terminó reconociendo que fueron al menos seis los heridos. Otros rumores, que hablaban incluso de muertos, fueron desmentidos por las autoridades.
¿Quién organizó qué cosa?
Tras el despelote, la propia Finca de los Monos salió en redes a lamentar lo sucedido, aclarando que los hechos ocurrieron fuera del recinto y que todo se les fue de las manos porque subestimaron la magnitud de la convocatoria.
Aseguraron que su intención siempre fue buena: crear un espacio recreativo sano y accesible para los jóvenes, sin alcohol ni tabaco, y con controles de entrada. Pero lo que pasó afuera dejó esa narrativa tambaleando.
Lo cierto es que el evento fue ampliamente promovido en medios estatales, con entrevistas, spots televisivos y hasta carteles en redes. Que luego se califique como «no aprobado» ha generado confusión e indignación.
El origen de una crisis más profunda
Más allá del juicio, lo ocurrido en la Finca de los Monos dejó al descubierto una realidad que va mucho más allá de una bronca puntual. Lo que vimos fue una explosión de violencia juvenil que refleja la desesperanza, la falta de opciones de ocio sano y los problemas sociales que enfrentan los más jóvenes en Cuba.
Los videos muestran menores, algunos con apenas 13 años, blandiendo armas blancas como si estuvieran en un videojuego. Eso no se resuelve solo con un juicio. Eso pide gritos una mirada más profunda, una política más seria y acciones concretas.
Con el proceso judicial en marcha, se espera que se aclaren responsabilidades, pero también que se abra un debate más honesto sobre el papel del Estado, la educación, la cultura juvenil y el abandono social que está empujando a muchos adolescentes al borde del abismo.