En medio de la dura crisis alimentaria que azota a Cuba, una madre cubana ha causado revuelo en redes sociales por hacer lo que muchos consideran una hazaña de pura necesidad e ingenio criollo: salir de un hotel con todo incluido cargada de comida como si fuera para surtir una bodega entera.
El video, que se ha convertido en oro viral en Instagram, fue publicado por el creador de contenido Christian León (@chris_christian_oficial). En las imágenes se ve cómo su madre, después de pasar unos días en un resort —seguramente en Varadero—, regresó a casa con una bolsa repleta de provisiones: panes de todos los colores, dulces, fiambres, queso, carne… lo que se dice, una canasta básica versión hotelera.
Mientras graba, el joven no puede evitar mostrar su asombro (mezclado con un poquito de pena ajena). Pero su madre, sin despeinarse, le pregunta: “¿Y a quién le vas a enseñar tú ese video?”, como quien sabe que lo que hizo fue lógico y necesario.
La jugada fue rápida, pero el debate que desató fue largo
Aunque el clip dura solo unos segundos, el impacto fue inmediato. Las redes se prendieron como panal de avispas y los comentarios no tardaron en llegar. Para algunos fue motivo de carcajadas, para otros, un reflejo crudo de lo que está viviendo el pueblo cubano.
“Eso no es robar, ella pagó por ese buffet y se trajo lo que pudo”, opinó uno de los internautas, respaldando la estrategia con aplausos virtuales. En medio de tanto apretón económico, el gesto de la señora fue visto por muchos como un acto de justicia alimentaria.
Frases como “esa fue la compra del mes”, “hay que recuperar los dólares” o “mi mamá hacía lo mismo”, inundan los comentarios. Y por supuesto, no faltó quien dijera lo que todos piensan: “eso lo da la necesidad que vive el cubano”.
Entre el chiste y la angustia: una escena que dice mucho
Más allá del vacilón, el fondo de la historia toca una fibra sensible. Porque sí, reímos con el video, pero también sabemos que detrás de esa bolsa llena de comida hay una realidad triste: en Cuba, el hambre no da vacaciones.
“Qué triste tener que hacer esto… Dios mío, cómo este pueblo necesita libertad”, escribió otro usuario, poniendo sobre la mesa la parte más dura del asunto.
Para muchos cubanos, ir a un hotel no es un lujo, es un esfuerzo gigante. Y si encima de eso hay chance de llevarse algo pa’ la casa, ¿quién va a decir que no? En una isla donde conseguir comida es una lucha diaria, esa bolsa con panes y embutidos representa más que una simple anécdota viral: es un símbolo de la supervivencia criolla.
Entre la vergüenza ajena y el orgullo secreto, esta madre se convirtió en heroína silenciosa de una Cuba donde el ingenio vale más que el dinero, y donde, a falta de comida en los estantes, cualquier oportunidad se convierte en una victoria bien saboreada.