En plena crisis del transporte en Cuba, donde moverse de un punto a otro se ha vuelto una odisea, una nueva noticia llega con cierto aire de esperanza… aunque muchos no se lo creen del todo. La empresa Axess, parte del Grupo Empresarial de Servicios de Transporte Automotor (GEA), acaba de firmar un contrato con la fábrica de bicicletas Minerva, para producir y vender 10 mil bicicletas mecánicas en moneda nacional.
Sí, en CUP. Pero espera… que todavía hay cosas que no se han dicho.
El acuerdo surgió durante la Feria Internacional de Transporte y Logística (FITL 2025), celebrada en abril, y fue confirmado por el periódico oficial Trabajadores. Las bicis serán ensambladas en Villa Clara, en la reconocida fábrica Ángel Villarreal Bravo, y —según las autoridades— se venderán por toda la isla, incluida la Isla de la Juventud.
«Queremos llegar a todos los rincones», dijo Leonides Licea, director de Axess, quien también anunció que se habilitarán talleres provinciales para dar mantenimiento a las bicicletas y que se comercializarán piezas de repuesto como frenos y gomas. Hasta ahí, todo pinta bien.
Pero el cubano no vive de promesas, sino de realidades.
Y ahí empieza la duda. No se han dicho los precios. Nadie sabe si habrá facilidades de pago o si se priorizará a los trabajadores que realmente necesitan pedalear para llegar al trabajo. Peor aún, no se ha aclarado si este proyecto será accesible para quienes sobreviven con salarios que apenas alcanzan para un pan con croqueta.
En redes sociales, la gente no se quedó callada. Armando Bruzón recordó los tiempos duros del Período Especial, cuando «se pensó primero en la clase trabajadora», y preguntó si ahora se actuará con esa misma lógica o si todo terminará “a lo cubano”: colas infinitas, revendedores al acecho y los que más lo necesitan, mirando desde lejos.
“Vendérselas en plazos sería un palo”, comentó, “y arrancar con los que de verdad las usan para ir al trabajo, esos que ya han hecho magia para mantener la suya remendada”.
La incertidumbre pesa más que la bicicleta
Otro lector, Omar Medina Quintero, fue directo al grano. “El artículo no dice nada del esquema financiero”, soltó, dejando en el aire la gran interrogante: ¿serán precios en CUP de verdad o habrá que sudar dólares por una bici?
Por si fuera poco, el contrato también contempla la producción de 300 triciclos eléctricos destinados al transporte de carga y pasajeros en varios territorios del país. Licea también mencionó un acuerdo con una mipyme para vender piezas y accesorios en La Habana, Ciego de Ávila y Holguín, y una carta de intención firmada con la empresa española Primor.
Pero la pregunta sigue rodando por toda Cuba como un aro sin palo: ¿será esto una solución real o solo otra maniobra para calmar los ánimos?
Porque todos sabemos que en esta isla, hasta para pedalear hay que hacer cola… y rezar que no te toque el solazo de frente.
Pedaleando entre discursos y gasolina ausente
Desde el 2021, el gobierno cubano ha ido soltando la idea de volver a las bicicletas como salvación. Ese año, Gesime anunció que producirían 10 mil bicis eléctricas y que Minerva se encargaría del asunto. También se dijo que se venderían unas 18 mil mecánicas, aunque una parte importante iba directo a las tiendas en MLC.
En otro momento, el Estado sacó del bolsillo un proyecto para ofrecer 6,270 bicicletas mecánicas en CUP, financiado con presupuesto estatal. Pero entre tantos anuncios, muchos se preguntan: ¿cuántas llegaron realmente a las manos de quien las necesitaba?
La bici como parche al transporte roto
Con la escasez de combustible azotando cada rincón y las guaguas más desaparecidas que el azúcar en las bodegas, la bicicleta se perfila como el nuevo (viejo) héroe del transporte cubano. A inicios de mayo, el gobierno de La Habana incluso lanzó un concurso público para gestionar el servicio de movilidad urbana en bicicleta, con fondos de Naciones Unidas.
Ya en 2023 se había iniciado un experimento en el municipio Boyeros y la CUJAE, donde 300 bicis fueron puestas en alquiler a través de seis estaciones. La gestión corre por cuenta del proyecto Ha’Bici – Inteliforja, que fue seleccionado tras una licitación pública.
Pero por mucho que se anuncien iniciativas, si no hay claridad, si el cubano de a pie no puede acceder con su salario de a pie, entonces todo este cuento puede quedarse en el aire, como un pedal sin cadena.
En Cuba, hasta para montarte en una bicicleta tienes que tener suerte… y paciencia.