Un nuevo caso de detención migratoria ha encendido las alarmas en la comunidad cubana de Texas. Se trata de Samir, un joven padre que fue arrestado por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) mientras asistía, como siempre, a su cita de rutina en Dallas. Lo que debía ser un simple trámite se convirtió en una pesadilla para su familia.
“Lo tienen detenido para deportarlo”, denunció entre lágrimas su esposa, Ana Samira Amador, quien no solo compartió la noticia en redes sociales, sino también su profundo dolor por lo que considera una injusticia.
Un hombre de familia, no un criminal
Ana, visiblemente afectada, subrayó que Samir “es un hombre correcto, de esos que vive para su familia, que no toma, no anda en malos pasos y ni siquiera tiene un ticket de tráfico”. Contó que vivían tranquilos, con una rutina sencilla pero llena de amor, hasta que esta detención les partió el corazón.
“No se sabe lo que duele esto hasta que te toca de cerca”, escribió, haciendo un llamado urgente a las autoridades para que revisen a conciencia los casos antes de tomar decisiones que, como en su caso, rompen hogares y destruyen sueños.
La desesperación de una cubana ante la deportación
Desde su hogar en Dallas, Ana también se cuestionó el nivel de sufrimiento que deben demostrar los cubanos para que se les crea cuando piden asilo político. “¿Cuánto más tenemos que demostrar? ¿No es suficiente con que el mundo entero sepa cómo se vive en Cuba desde hace más de 60 años?”, reclamó.
En un texto que mezcla el dolor con la rabia, Ana describió la situación de la isla como “un país desgastado por tantos abusos y mentiras”, donde el pueblo “se desangra sin que nadie lo socorra”. Incluso, evocó palabras del mismísimo Perucho Figueredo: “En cadenas vivir es vivir en afrenta y oprobio sumido”, para describir lo que sienten muchos cubanos al enfrentar una posible deportación a su país de origen.
Un arresto entre muchos: la sombra del I-220A
Aunque no detalló el estatus migratorio exacto de Samir, todo apunta a que podría estar bajo un I-220A, un formulario que permite a ciertos migrantes esperar su proceso de asilo en libertad, pero bajo supervisión.
Sin embargo, en los últimos meses se han reportado numerosos casos de cubanos bajo este estatus que han sido detenidos sin previo aviso, justo durante sus chequeos regulares con ICE. Estas acciones, que a menudo no dan espacio a una defensa efectiva, han sido duramente criticadas por activistas y defensores de derechos humanos.
Muchos apuntan a que el endurecimiento de las políticas migratorias, especialmente las impulsadas durante la era Trump, siguen dejando una secuela de incertidumbre y miedo para miles de personas que, como Samir, no tienen historial delictivo y solo buscan una vida digna en paz.
Un grito al cielo desde el corazón de una madre
Ana concluyó su denuncia con una mezcla de impotencia y coraje: “Así están destinando a miles de cubanos a volver a vivir en cadenas, después de años construyendo una nueva vida aquí”. Y aunque su voz tiembla, se mantiene firme. Porque lo que está en juego no es solo un caso más, sino la estabilidad y la esperanza de una familia entera que hoy, como tantas otras, siente que el suelo se le ha movido de golpe.