Desde su tribuna en redes, el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla volvió a hacer de las suyas este miércoles, apuntando su artillería política contra la administración de Donald Trump. Según él, Estados Unidos está usando «la fuerza y el miedo» para empujar su política migratoria, pero ni una palabra sobre lo que pasa en su propio patio.
Rodríguez se refirió al despliegue de más de 4,700 efectivos entre marines y Guardia Nacional en ciudades como Los Ángeles, activados para enfrentar las protestas contra las redadas migratorias del ICE. Para el canciller, eso no es más que una maniobra “xenófoba y racista”, diseñada para aplastar con botas lo que no se puede sostener con argumentos.
“Es la única vía que les queda para imponer una política antiinmigrante fallida y rechazada por la mayoría”, escribió con contundencia desde su cuenta oficial en X, esa misma plataforma donde el régimen cubano dice mucho del mundo… pero casi nunca de sí mismo.
Criticar afuera, callar adentro
El discurso del canciller fue acompañado de críticas a las manifestaciones en San Francisco, Dallas y Nueva York, que según él, revelan el fracaso total de la estrategia de Trump. Para redondear, soltó que detrás de todo esto hay políticos “anticubanos” que se enriquecen traicionando a quienes los eligieron. ¡Así, sin anestesia!
Pero como era de esperarse, las redes se le viraron. Usuarios cubanos —tanto dentro como fuera de la Isla— lo tildaron de cínico por denunciar represión en otros países mientras en Cuba se sigue apretando el puño contra cualquier forma de disenso.
“Allá protestan y eligen. Aquí protestas y te cae la Seguridad del Estado”, escribió uno de los tantos internautas que no se traga el cuento.
Una historia que se repite
No es la primera vez que La Habana trata de hacer leña con los conflictos ajenos. En abril, los medios oficialistas aplaudieron las protestas en EE.UU. contra Trump como si fueran ejemplos de resistencia gloriosa. Lo curioso es que cuando los cubanos intentan alzar la voz, lo que reciben son palos, cárcel y silencio mediático.
Desde las protestas del 11 de julio de 2021, los ojos del mundo han sido testigos del uso sistemático de la fuerza en Cuba. Arrestos sin orden, represión a periodistas, amenazas a activistas y juicios exprés son el pan de cada día para quien se atreva a disentir.
Y mientras tanto, en California…
Del lado norteamericano, Trump ordenó el despliegue de unos 2,000 miembros adicionales de la Guardia Nacional, incluso sin la venia del gobernador Gavin Newsom. La tensión estalló especialmente en Los Ángeles y zonas como Paramount, donde las manifestaciones se volvieron enfrentamientos luego de que la policía declarara ilegal la concentración.
Las imágenes de represión policial corrieron como pólvora por internet, avivando la controversia internacional. Pero en medio del fuego cruzado mediático, queda al descubierto una realidad incómoda: el gobierno cubano señala con un dedo… mientras tres más apuntan hacia él.