Lo que hace nada fue recibido con aplausos y esperanzas, hoy se ha convertido en una verdadera pesadilla para miles de cubanos y migrantes de otros países. La administración Trump acaba de tirar abajo el programa de parole humanitario que permitía a más de 530 mil personas vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos. La orden es clara: deben abandonar el país o enfrentarse a una deportación inmediata.
La noticia fue confirmada por CNN y se sustenta en un aviso oficial del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que revoca de manera fulminante el parole CHNV, creado durante el mandato de Joe Biden para migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
El mensaje que recibieron muchos por correo electrónico fue seco y directo, casi cruel: “Su libertad condicional ha sido cancelada. Si no sale del país, puede ser detenido y expulsado”. Así, sin anestesia, se desmorona el techo bajo el que cientos de miles habían empezado a construir una nueva vida.
De la ilusión a la angustia en menos de 48 horas
El golpe ha sido doble para los cubanos, que apenas dos días antes estaban celebrando el reinicio de trámites migratorios. El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. había comenzado a mover de nuevo los papeles para la Ley de Ajuste Cubano, los permisos de trabajo, el TPS y otras vías legales para regularizar su estatus. La noticia trajo una ráfaga de optimismo: muchos comenzaron a llenar formularios, reunir papeles, demostrar arraigo. Por un momento, se creyó que la incertidumbre estaba llegando a su fin.
Pero el reloj dio la vuelta, y una orden ejecutiva apoyada por una decisión de emergencia de la Corte Suprema echó todo por tierra. El nuevo gobierno, liderado por Trump desde el pasado 20 de enero, ha sido claro en su postura: cortar de raíz el parole humanitario, una de las políticas migratorias más humanitarias y eficaces de los últimos años.
Este programa, que nació en enero de 2023 como una vía legal y segura para quienes huían de la crisis en sus países, permitió la entrada ordenada de más de 110 mil cubanos, 211 mil haitianos, 93 mil nicaragüenses y 117 mil venezolanos hasta diciembre de 2024. Muchos de ellos viven hoy en Florida y otros estados, con trabajos, hijos en la escuela y una vida tejida con esfuerzo y sacrificio.
Una decisión que muchos califican de “inhumana”
Desde Miami, la reacción no se hizo esperar. Un portavoz de la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes lo resumió con una frase que ha dado vueltas en redes sociales: “Esto es un desastre humano. No se puede jugar así con la vida de quienes hicieron todo legalmente”.
Y es que la cancelación del parole no solo implica pérdida de derechos migratorios. También rompe familias, trunca empleos y lanza al abismo a personas que apostaron por hacer las cosas bien, lejos de la selva del Darién o los cruces ilegales por la frontera sur.
Aunque la medida se respalda en una orden temporal del Supremo, el caso aún no está cerrado. Seguirá su curso en tribunales inferiores, pero el daño inmediato ya está hecho. Lo que muchos ven como una jugada política, otros lo viven como una tragedia personal.
Mientras tanto, la comunidad cubana en EE.UU. vuelve a sentir el peso del exilio forzado, esta vez con la incertidumbre de no saber si mañana seguirán siendo bienvenidos en la tierra donde apenas empezaban a echar raíces.