El economista cubano Pedro Monreal volvió a sonar la alarma este jueves, y no precisamente por gusto. Esta vez, su crítica apunta directo al corazón del desastre: la reestructuración tarifaria de ETECSA, ese engendro monopólico que, en lugar de servir al pueblo, se dedica a exprimirlo hasta la última gota de peso.
A través de su cuenta en X (antes Twitter), Monreal no se anduvo por las ramas. Denunció sin titubeos el modelo dolarizado y excluyente que la dictadura intenta imponer bajo la fachada de «salvar» a una empresa ineficiente, incapaz y completamente ajena al sufrimiento de los cubanos de a pie. Lo llamó como es: “un modelo torcido”, y advirtió que este sistema podría replicarse muy pronto en servicios esenciales como la electricidad, el agua y el gas.
“Es grave que una medida que empobrece a la gente sea presentada como solución para una empresa estatal inepta. Encima, se echa la culpa al fraude, como si el problema viniera de afuera y no del desastre interno”, sentenció Monreal, en un mensaje que muchos interpretan como un llamado a despertar.
Según el economista, ETECSA está aplicando una especie de racionamiento tecnológico, limitando cada vez más el acceso en moneda nacional y elevando las tarifas en pesos hasta niveles ridículos, todo con tal de empujar a la población hacia el uso de dólares. Es la clásica jugada del régimen: si no puedes pagar en MLC, entonces apágate… literal.
Pero lo más preocupante es que esto no parece un caso aislado, sino una especie de experimento piloto para ir dolarizando poco a poco todos los servicios básicos. Y en un país donde millones sobreviven con salarios miserables y sin acceso a divisas, eso equivale a condenar a la mayoría a la exclusión absoluta.
Monreal también desmanteló la historia oficial de que las pérdidas millonarias de ETECSA se deben a un supuesto “fraude” en las recargas internacionales. Para él, esa narrativa es absurda, mal armada y rápidamente desmontada por los propios hechos. Recordó que la empresa estatal era una de las grandes generadoras de divisas del país hasta hace poco, y que resulta poco creíble que sus dirigentes hayan visto todo derrumbarse sin mover un dedo.
“¿Dónde están las demandas judiciales contra esos sitios fraudulentos? ¿Alguien en serio cree que las grandes empresas como Ding o Boss Revolution no tienen capacidad para detectar estafas?”, se preguntó el experto, poniendo en duda la supuesta inocencia de todos los implicados.
También deslizó un dato que, de confirmarse, sería dinamita pura: algunas de las plataformas de recarga podrían estar vinculadas a entidades cubanas o a empresas estrechamente ligadas al régimen, lo que hace saltar todas las alarmas sobre posibles manejos turbios de dinero y favoritismos oscuros.
Como si fuera poco, criticó la movida reciente del Gobierno de crear un supuesto “grupo multidisciplinario” para lidiar con el descontento social. Una cortina de humo más para lavarse las manos y contener el estallido, pero sin intención real de rectificar. Según Monreal, ese “grupo” no tiene poder ni herramientas para revertir nada, solo sirve para diluir responsabilidades y enfriar la calle.
Y no se quedó ahí. Advirtió sobre otras posibles irregularidades que aún no se han esclarecido, como pagos sospechosos o contratos inflados con empresas extranjeras. Un caldo de cultivo perfecto para la corrupción, mientras el pueblo tiene que elegir entre comer o conectarse a internet.
En medio de una crisis económica brutal y una población cada vez más asfixiada, Monreal dejó una advertencia que suena a último llamado: “La ciudadanía debería intentar frenar en seco esta locura antes de que quieran dolarizarlo todo”.
El tarifazo de ETECSA no es solo otro error de cálculo del castrismo: es una señal clara de su desprecio por el pueblo cubano. Mientras los de arriba siguen viviendo a todo lujo, el resto se hunde en apagones, desconexión y pobreza digital. ¿Hasta cuándo se va a permitir este atropello?