En Cuba ya nada sorprende, pero lo que pasó en Isla de la Juventud parece sacado de una película de humor negro. Sin rodillos ni maquinaria para compactar el asfalto, los trabajadores se vieron obligados a marchar sobre el pavimento recién vertido, usando sus propios pies como si fueran apisonadoras humanas. Así, con el sudor y el zapato, intentan hacer lo que normalmente se hace con un cilindro vibratorio.
La escena, tan absurda como real, fue grabada y difundida por el canal local Islavisión, que mostró a varios hombres caminando en fila sobre el asfalto caliente, en plena calle de Nueva Gerona. Un técnico entrevistado por el mismo medio explicó que, aunque no cuentan con la maquinaria adecuada, esperan que el paso de los carros termine de «asentar» el trabajo. Sí, literalmente, el tránsito hará el trabajo del rodillo.
Una planta paralizada por más de un año y sin recursos
Según el reporte, la planta de asfalto pinera —una de las más antiguas del territorio— estuvo detenida por más de un año debido a la falta de áridos y al deterioro de los equipos. Tras ese largo parón, lograron reactivar la producción, pero sin una pieza clave: el cilindro que compacta y da resistencia al pavimento.
Hoy, sin la tecnología mínima indispensable, el personal se ve forzado a improvisar. Con mezcla hecha a mano, rellenan baches por aquí y por allá, sin posibilidad de producir asfalto frío, porque “la planta tampoco está preparada para eso”. Lo que hay es lo que se puede, y punto.
Aun así, los trabajadores aseguran que la mezcla es de “buena calidad” y que puede durar años… siempre y cuando el pueblo la cuide. En otras palabras, el éxito de la reparación depende más de la fe y del civismo que de los materiales o la técnica.
El presupuesto no da ni para tapar un hueco
A nivel nacional, la situación de las vías en Cuba es desastrosa. Aunque el régimen asegura haber destinado 70 millones de pesos al mantenimiento vial para este 2025, ese dinero es insuficiente para revertir el deterioro generalizado. Como siempre, las zonas turísticas reciben prioridad, mientras que las calles por donde se mueve el pueblo de a pie —y con suerte, en un almendrón— siguen en ruinas.
Este abandono tiene consecuencias graves y directas. Las malas condiciones del pavimento no solo afectan la comodidad o el tiempo de viaje, sino que incrementan los accidentes y aceleran el desgaste de los vehículos. Aunque se reporta una leve disminución en el número de accidentes, las muertes han subido, lo que refleja que las condiciones siguen siendo extremadamente peligrosas.
Otro parche más al desastre estructural
La imagen de hombres aplastando asfalto con los pies resume perfectamente el estado del país: improvisación, carencia y cinismo. Mientras el régimen invierte millones en desfiles, propaganda y hoteles para extranjeros, el cubano sigue caminando entre baches, grietas y promesas vacías.
La infraestructura cubana no necesita remiendos, necesita reconstrucción. Pero mientras eso no ocurra, habrá que seguir aplanando calles a pie limpio. Literal.