La influencer cubana Flor de Cuba decidió ir con todo contra Alexander Otaola, y ya no es solo un chisme más en redes sociales: la demanda por difamación fue entregada oficialmente por un alguacil del condado de Miami-Dade y el proceso legal está en marcha.
“Esto va en serio”, dijo Flor en un video que soltó en sus redes. “Ya el caso está en la corte, y hace dos días el alguacil le entregó el papelito a Otaola en persona”. Con eso, dejó claro que la pelea ya no es solo de palabras; ahora se libra en los tribunales.
Según la creadora de contenido, esta es la primera vez que alguien se le enfrenta legalmente a Otaola con una demanda de esta magnitud, lo cual marca un precedente dentro del mundo digital cubano. Ella lo acusa de haber hecho leña con sus problemas personales durante años, usándola como combustible para sus transmisiones.
“Este hombre ha vivido de destruirme públicamente. Se ha lucrado hablando de mis hijos, de mi cuerpo, de mi vida… y todo con malicia”, declaró Flor visiblemente afectada.
Entre los insultos que, según ella, Otaola ha repetido en su programa están frases tan graves como “la chupa tubos de Sandro Castro”, “la proxeneta de TikTok”, “testaferro del régimen para el tráfico humano” y hasta una acusación enfermiza de organizar “fiestas de prostitución infantil”. Para rematar, también habría dicho que ICE quería deportarla y quitarle la visa, algo que Flor califica como una mentira peligrosa.
“No solo me atacó a mí, también a mi hijo de 11 años. Le han escrito cosas horribles en sus redes con las mismas frases que dice ese señor”, explicó, asegurando que tiene grabaciones, documentos, y testigos —incluyendo médicos y psicólogos— que validan el daño psicológico que ha sufrido.
Y por si alguien pensaba que su estatus migratorio podría frenarla, lo dejó bien clarito: “Mi abogado me representa, esté yo dentro o fuera del país. Esto sigue adelante”.
Por su parte, Otaola —fiel a su estilo— se hizo el desentendido en su programa del 11 de junio, diciendo que no había recibido ninguna notificación legal. Pero también dejó caer que, si llega la demanda, él no se va a achicar.
“Estoy feliz de recibir sus demandas, sus ataques y sus inventos. Me voy a defender como siempre lo hago… y voy a ganar como siempre gano”, soltó, sonriendo para la cámara.
Este nuevo round entre dos figuras del mundo digital cubano no solo promete sacudir las redes, sino que pone sobre la mesa un debate más serio sobre los límites de la crítica, el bullying y la difamación en las plataformas. Y si algo queda claro, es que Flor de Cuba no está dispuesta a seguir aguantando callada.
¿Se le acabó la fiesta a Otaola? El tribunal dirá. Pero por lo pronto, la batalla ya se está librando donde duele: en corte, con pruebas y abogados de por medio.