En medio del malestar generalizado por el brutal tarifazo de ETECSA, la oficialista Federación Estudiantil Universitaria (FEU) salió a la palestra con un grupo de propuestas que, lejos de aliviar la situación, parecen más bien sacadas de un sketch absurdo. Y es que una de las ideas más “creativas” que presentaron fue reducir aún más la velocidad del Internet para que los cubanos no gasten tanto en datos móviles. ¡Como si navegar a paso de tortuga fuera un lujo!
La lógica del absurdo reina en estas “soluciones”. Según la FEU, si el Internet es más lento, el paquete dura más… pero ¿a qué costo? Lo que proponen no es una mejora, sino un retroceso aún mayor en un servicio que ya es, por sí solo, una tortura para el cubano de a pie. ¿Quién en su sano juicio propone seguir bajando la calidad de algo que ya es casi inútil?
Desde el 30 de mayo, ETECSA apretó aún más la soga al cuello de los usuarios con un incremento en sus precios que roza lo criminal. Mientras los paquetes básicos se cotizan en 360 CUP, recargar apenas tres gigas adicionales cuesta más de 3.300 pesos. Y sí, eso es más de lo que gana un cubano en todo un mes. ¿Cómo se sostiene eso? Simple: a base de sacrificio, desconexión y frustración.
Durante una reunión con representantes de ETECSA, un vocero de la FEU, Alain Álvarez, no tuvo mejor idea que sugerir la venta de «velocidad extra»… pero claro, a un precio más alto. O sea, si quieres que el Internet funcione como debe, prepárate para pagar en divisas. Otra forma más en que el régimen legitima la desigualdad y el acceso exclusivo a lo básico.
También hablaron de expandir el acceso al Wi-Fi público, lo que suena bonito pero, siendo realistas, solo cargaría aún más una infraestructura obsoleta y colapsada. Ni hablar de la propuesta de compartir paquetes de datos entre padres e hijos como si eso resolviera la raíz del problema. La idea la presentó un estudiante de la Universidad Pedagógica, quien buscaba “aliviar” la carga de las familias, sin cuestionar por qué esas familias no pueden pagar lo que, en cualquier país normal, sería un servicio accesible y de calidad.
Todo esto revela algo muy claro: la FEU no está para cuestionar al poder, sino para justificarlo. En lugar de exigir un sistema moderno, justo y funcional, se dedican a pensar cómo racionar aún más lo poco que hay. No están pensando en progreso, sino en cómo administrar la pobreza con cara de “propuesta estudiantil”.
Este cuento del “ahorro solidario” ya lo conocemos en Cuba. Es el mismo guion que usan para justificar los apagones de más de 20 horas, las bodegas vacías y la eterna libreta de racionamiento. Es la doctrina del castrismo: repartir la miseria y llamar a eso “igualdad social”, cuando en realidad solo están manteniendo el control sobre una población cada vez más harta y desconectada.
El acceso a Internet debería ser un derecho, no un lujo condicionado por velocidad ni por moneda extranjera. Pero en la Cuba de hoy, la conexión no depende de cables ni torres, sino de un régimen que prefiere mantener al pueblo en la oscuridad, tanto tecnológica como informativa.
Mientras tanto, la FEU sigue jugando a ser útil, proponiendo parches donde hace falta una transformación real, y demostrando que, en vez de alzar la voz, han decidido bailar al ritmo que impone el poder.