Desde Cuba y con el corazón apretado, Heydi Sánchez, la madre cubana separada de su esposo y su hijita tras ser deportada por las autoridades migratorias de Estados Unidos, envió un mensaje claro y lleno de esperanza: «Sigo aquí, esperando, pero no me rindo.»
Aunque la buena noticia es que ya le aprobaron la petición de reunificación familiar, Heydi explicó que eso no significa que tenga vía libre para regresar. Aún falta bastante. “Todavía no tengo visa ni he empezado el papeleo como tal”, aclaró en un video que compartió recientemente. “Este es solo el primer paso en un camino largo que todavía estoy caminando”, dijo, con esa mezcla de firmeza y dolor que acompaña a muchas familias rotas por decisiones burocráticas.
Un proceso lento y lleno de trabas
Desde que fue devuelta a la Isla el 24 de abril, tras acudir a una simple cita migratoria en EE.UU., Heydi quedó varada en un país que ni la acoge ni la protege, mientras su hija, de apenas un año y medio, quedó bajo el cuidado de su padre, Carlos Yuniel Valle, en suelo estadounidense.
“Estoy esperando que me den cita en la embajada aquí en Cuba, y después vienen los perdones migratorios y otros pasos. Esto no se acaba aquí, todavía hay mucho que hacer”, explicó.
Carlos, por su parte, también se ha mantenido firme desde Tampa, y fue él quien recibió la noticia que tanto esperaban: la reclamación fue aprobada. Aunque eso no es garantía de nada inmediato, fue, como él mismo dijo, “una luz en medio del túnel”.
El motor de todo: su niña
Heydi no deja de repetir que lo más duro lo está cargando su hija, una bebé que no entiende de fronteras, ni papeles, ni procesos consulares. “Cada día que pasa, mi esposo y yo nos decimos: es un día menos para volver a estar juntos”, contó conmovida.
La política migratoria de EE.UU. también pone trabas
Según la abogada Claudia Cañizares, quien lleva el caso junto a su equipo legal, aunque la aprobación de la reunificación es un paso positivo, el trámite está lejos de terminar. Heydi, que entró a Estados Unidos por la frontera en 2019, ahora necesita dos perdones migratorios para poder regresar legalmente. Si no le aprueban el proceso de manera expedita, eso puede tardar años.
Y para colmo, la incertidumbre no acaba ahí. Las nuevas restricciones del gobierno estadounidense a la emisión de visas para cubanos, aunque están enfocadas en turismo y estudio, dejan una sombra de duda sobre qué tan fluidos serán los procesos para visados de inmigración como el de Heydi.
Apoyo político clave y una lucha que no para
Una de las claves en este caso ha sido el respaldo de la congresista Kathy Castor, quien ha levantado la voz por Heydi en Washington, presionando para que su caso avance más rápido y se ponga fin a esta separación injusta.
Aún así, la realidad es que Heydi sigue atrapada en una isla donde el régimen la vigila más que la ayuda, lejos de su hija y luchando contra una burocracia que le dio la espalda cuando más necesitaba amparo.
«Sigo esperando, pero no me rindo. Solo quiero estar con mi familia», dijo Heydi, con esa mezcla de ternura y coraje que solo una madre separada de su hija puede entender.
Su historia sigue viva, no solo por lo que representa para ella, sino como símbolo del drama que viven miles de cubanos forzados a dejar atrás lo que aman, solo para encontrarse con nuevas fronteras y viejas injusticias.
