Durante años, en Cuba se decía con certeza casi mágica que “en la Isla de la Juventud no se va la corriente”. Aquello era como un consuelo nacional, un rincón privilegiado donde aún brillaba el foco mientras el resto del país se sumía en la oscuridad. Pero la realidad —como suele pasar bajo este sistema podrido— ya se encargó de destrozar esa ilusión.
Desde el pasado 16 de junio, la Isla también está sufriendo apagones programados de hasta cinco horas, repartidos sin compasión entre la noche y la madrugada. La propia emisora estatal Radio Caribe lo confirmó, revelando lo que ya miles sentían en carne propia: la penumbra llegó para quedarse.
Apagones de madrugada y sin anestesia
Según la Empresa Eléctrica pinera, todo esto viene por la “falta de generación”. Sí, otra vez lo mismo. Dos unidades del sistema nacional se fueron a bolina desde el 14 de junio, y eso “adelantó el pronóstico de afectación”. Lo que en buen cubano significa: prepárate para el apagón antes de lo previsto.
Los cortes de luz están organizados en bloques que se extienden desde las 6:00 p.m. hasta la 1:00 p.m. del día siguiente, tocando zonas clave como Pueblo Nuevo, La Fe, Mella, Chacón, el Aeropuerto, la Universidad y varios repartos. En resumen, no hay horario ni lugar seguro para evitar el calor, la oscuridad o el desespero.
Y por si fuera poco, la nota oficial advierte que todo puede cambiar sin previo aviso. O sea, si ya estabas adaptándote al caos, prepárate para el caos dentro del caos. Nuevas averías podrían complicar aún más la pesadilla eléctrica.
El pueblo habla claro: “ya esto no da más”
Los comentarios en redes sociales no se hicieron esperar. Ariel Moto, visiblemente agotado, soltó lo que muchos sienten: “Nuestros hijos están en pruebas finales y ni dormir pueden… ya esto no da más”. La frase voló por los muros de Facebook como una bomba de indignación compartida.
Otras como Katiusca Muñoz se quejan de que los horarios “no se respetan” y que hay zonas que pasan horas eternas sin luz, incluso más allá de lo anunciado. Mientras tanto, Mirtha Cabrales pregunta lo mismo que se preguntan todos: ¿cuándo se va la luz?, ¿cuándo vuelve?, ¿es rotativo o al azar?
Y entre el cansancio y la desesperación, a algunos no les queda otra que reír por no llorar. Como Erislandis Durán, que con humor negro escribió: “Estoy buscando compañía… en mi zona no hay corriente de madrugada. Busco quien me reciba y después venimos para mi casa”.
El mito murió, y con él, la paciencia de un pueblo sin rumbo
Lo que alguna vez fue una “isla modelo”, ahora está igual de hundida que el resto del país. Ya ni la electricidad es garantía, ni siquiera allí donde supuestamente había autonomía energética. Las autoridades recomiendan lo de siempre: cargar baterías, desenchufar electrodomésticos, tener paciencia…
Pero lo que el pueblo necesita no son “recomendaciones” ni justificaciones vacías. Lo que hace falta es una solución real, un mínimo de dignidad para dormir de noche, para que los niños estudien, para que la gente trabaje sin estar fundida de cansancio.
El régimen, como siempre, juega a tapar el sol con un dedo mientras la oscuridad —literal y figurada— sigue tragándose a Cuba entera.