La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos acaba de soltar la bomba: Daniel Delgado Lorenzo, un cubano con un historial delictivo que parece sacado de una serie policial, será deportado a la isla… si es que el régimen cubano decide aceptarlo, cosa que no está nada clara.
Este personaje de 55 años, residente indocumentado en los Cayos de Florida, fue arrestado el pasado 5 de junio por agentes del sector Miami. El jefe de la Patrulla Fronteriza, Jeffrey Dinise, lo catalogó sin pelos en la lengua como el “criminal de la semana”. Y con razón.
Desde 1996, Delgado ha acumulado más delitos que años de vida. Entre ellos figuran agresión con armas, abuso a ancianos, robo con violencia, maltrato animal, drogas, violencia doméstica y hasta exposición indecente. En total, la Oficina del Sheriff del condado de Monroe le cuenta 35 arrestos desde 2002 hasta este mismo mayo. ¡Un récord de antología!
Un desfile de delincuentes con pasaporte cubano
Este no es el único caso reciente. Hace unos días, el ICE detuvo en Los Ángeles a Elkis Lázaro Hermida, otro cubano acusado de actos lascivos con una menor. Y en Miami cayó Roberto Mosquera Del Peral, con antecedentes por homicidio y agresión con arma a un policía. Para rematar, el cubano Ángel Rodríguez, supuestamente miembro de la pandilla Latin Kings, también fue arrestado. A este último lo acusan de robo de identidad, posesión ilegal de armas y falsificación.
Estos operativos ocurren justo cuando la política migratoria en EE.UU. está más caliente que una caldera, y la administración Trump ha vuelto con fuerza a su línea dura: el que tenga récord criminal y no tenga papeles, va para afuera.
Pero la realidad es más compleja. No todos los detenidos han cometido delitos violentos. Muchos simplemente fueron arrestados por estar en el país sin documentos, incluso mientras acudían a citas legales para regularizar su situación. Desde mayo, el ICE ha estado cazando inmigrantes a la salida de las cortes de inmigración, un movimiento que ha generado rechazo entre activistas y defensores de derechos humanos.
Cuba no quiere a sus delincuentes de vuelta
Aquí entra el gran elefante en la habitación: el régimen cubano no quiere recibir a los deportados, ni siquiera a los que claramente son un problema público.
Actualmente hay 42,084 cubanos con órdenes de deportación en EE.UU., pero el gobierno de La Habana sigue cruzado de brazos. Las negociaciones migratorias están congeladas y el castrismo, como es costumbre, juega a la víctima mientras rehúsa hacerse cargo de su gente, incluso de los que han delinquido en tierra ajena.
Washington ha advertido que deportará a esos migrantes a terceros países si La Habana no los recoge, pero esa medida tampoco es tan simple ni inmediata.
Un sistema que expulsa mientras Cuba se desentiende
La estrategia de deportación acelerada que impulsa el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. apunta a quienes hayan entrado al país en los últimos dos años. Sin embargo, ni el régimen cubano colabora, ni los tribunales de inmigración dan abasto, y mientras tanto, miles de cubanos quedan atrapados entre dos fuegos.
Por un lado, un sistema migratorio estadounidense cada vez más severo. Por el otro, un régimen que ni se digna a dar la cara por sus ciudadanos, aunque estos tengan el mismo ADN represivo que lo sostiene en el poder.
Así, el caso de Daniel Delgado Lorenzo no es solo el retrato de un delincuente con larga cola. Es también la muestra de cómo el castrismo se lava las manos una vez más, sin importarle ni el presente de los cubanos, ni su futuro fuera —o dentro— de la isla.