La tragedia volvió a tocar a la gente de Santiago de Cuba, esta vez con la muerte de Manuel Jesús Coureaux Faez, un joven que luchó por su vida durante varios días tras un accidente de moto en una de las avenidas más transitadas de la ciudad.
Según confirmó el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, Manuel iba como pasajero en una de las motos involucradas en el siniestro. Aunque lo atendieron de inmediato y estuvo internado en estado crítico, no logró sobrevivir a las heridas. Su fallecimiento ha dejado un vacío tremendo en su comunidad, que aún no sale del shock.
“Después de varios días hospitalizado en estado de gravedad, tristemente falleció y hoy será sepultado”, escribió Mayeta en sus redes, reflejando el dolor de quienes lo conocieron.
Sin respuestas, sin responsables
Como suele pasar en estos casos, las autoridades siguen calladas. Ni una palabra sobre qué causó el accidente, ni sobre la situación de los otros involucrados. El silencio oficial es tan común como los baches en las calles.
Los familiares han preferido mantenerse al margen del ruido público, pero entre los vecinos ya es voz popular: la rabia crece porque no se trata de un caso aislado, sino de una cadena de muertes evitables en condiciones que ya todos conocen.
Santiago: una ciudad donde cada esquina puede ser mortal
En las últimas semanas, Santiago de Cuba se ha convertido en una trampa mortal para quienes se atreven a moverse en moto, carro o bicicleta. No es exageración, es la pura realidad.
Apenas el 14 de junio, otro choque encendió las alarmas. Un chofer, aparentemente borracho, perdió el control y se fue contra un poste de electricidad en plena Avenida Patria. El copiloto quedó inconsciente, y la escena fue de espanto: vecinos saliendo a medianoche para intentar salvar vidas, con linternas en mano, porque la corriente estaba cortada.
Y días antes, en esa misma avenida, un motorista cayó en un bache tan profundo que terminó debajo de un carro. Por milagro, no hubo muertos, pero el susto fue suficiente para que la gente pidiera a gritos que alguien se responsabilice por el desastre en las vías.
Ni los carros del Estado se salvan. El 2 de junio, durante uno de los tantos apagones que azotan la isla, un vehículo oficial del Poder Popular se estrelló contra otro poste en San Luis. Lo manejaba nada menos que el chofer del intendente municipal. Resultado: carro destrozado y varios lesionados. Otra joyita del desgobierno.
Una crisis vial que el régimen no quiere ver
Las cifras oficiales lo dicen todo, aunque el régimen trate de maquillarlas: solo en lo que va de 2024 ya van 7,507 accidentes de tránsito en Cuba, con 634 muertos y más de 6,600 heridos. Aunque los medios estatales repiten que los fallecimientos bajaron, lo cierto es que los heridos aumentaron, y la situación sigue igual o peor.
¿Y las causas? No hay que ser experto: exceso de velocidad, choferes tomados, carreteras rotas, apagones, falta de señales, vehículos en mal estado y, por supuesto, la impunidad total con los carros del gobierno.
En cualquier país serio, esto sería un escándalo nacional. Pero en Cuba, la vida de un ciudadano vale menos que una reunión del Partido. La infraestructura se cae a pedazos, y el pueblo paga el precio con sangre.
Mientras tanto, los que mandan siguen montados en sus carros con aire acondicionado, ajenos al caos que provocan sus propias políticas fallidas. Y los cubanos de a pie, como Manuel Jesús, siguen cayendo en el camino… víctimas del abandono, del deterioro y del desprecio absoluto por la vida humana.
