En Cuba, hasta pensar se vuelve peligroso. Pero eso no ha detenido a los estudiantes de la Facultad de Matemática y Computación (MATCOM) de la Universidad de La Habana, quienes han decidido alzar la voz, con argumentos duros y preguntas incómodas, contra el más reciente abuso del monopolio estatal de telecomunicaciones: ETECSA.
Todo estalló cuando se filtró un audio de más de una hora —publicado por el usuario @SanMemero en X— donde se escucha con total claridad la molestia, la frustración y, sobre todo, la lucidez de estos jóvenes. El detonante fue el infame “tarifazo” del 30 de mayo, donde la empresa decidió limitar las recargas nacionales a 360 pesos mensuales, que apenas alcanzan para 6 GB. Sí, 6 GB… en pleno 2025.
Internet, privilegio de unos pocos
Aunque ETECSA intentó aplacar la bronca regalando otro bono del mismo tamaño, los estudiantes no se tragaron el caramelo. Ellos lo tienen claro: esto no es solo un tema técnico, es un golpe directo contra el derecho a aprender, investigar y estar conectados al mundo.
Durante una reunión a puertas cerradas con la rectora y profesores —que, por cierto, terminó más tensa que un pollo en fuga—, una representante estudiantil soltó la bomba: “No volvemos a clases hasta que den una respuesta seria”. Así, sin anestesia.
“Si hay huelga, es contrarrevolución”
Ese fue el mensaje de la rectora, como sacado del manual más rancio del Partido Comunista. Para ella, exigir derechos es lo mismo que traicionar la patria. Pero los estudiantes no se dejaron amedrentar. Con voz firme, uno respondió: “Estamos dentro del proceso, no en contra de él. Lo que pedimos es ser escuchados”.
Una protesta que se transformó en revolución argumentativa
Lo que arrancó como una queja contra el precio del internet, se convirtió en una denuncia frontal al modelo de gestión estatal. Los estudiantes pidieron cuentas claras: ¿cuánto gana ETECSA?, ¿a dónde va el dinero de las recargas internacionales?, ¿por qué seguimos pagando tarifas absurdas si la infraestructura ya está montada?
“Nos enseñaron a usar datos y a pensar críticamente, ¿y ahora se asustan porque lo estamos haciendo?”, soltó uno con ironía. Otro fue aún más claro: “No se puede tapar la ineficiencia de una empresa socialista cargándole el peso al pueblo. Mucho menos a los estudiantes”.
Hasta citaron al mismísimo Fidel: “A los estudiantes hay que escucharlos, digan lo que digan”. Lo usaron como un escudo contra el propio aparato que dice ser “continuidad”. Una jugada magistral.
Propuestas reales, no consignas vacías
Lejos de limitarse a criticar, estos jóvenes pusieron sobre la mesa ideas concretas: tarifas escalonadas, bonos académicos, internet gratis desde los Joven Club, convenios con ONGs para subsidiar la conectividad… todo sustentado con lógica y sentido común, algo que escasea en el gobierno.
“No estamos pidiendo privilegios, pedimos justicia. Soluciones para todos, no para unos pocos”, dijo un delegado de MATCOM que parecía más preparado que cualquier burócrata del Ministerio de Comunicaciones.
La Seguridad del Estado metió las narices, pero no logró intimidar
Por supuesto, no podía faltar el ojo que todo lo ve. Agentes de la Seguridad del Estado se hicieron presentes en la reunión, como quien dice “para tomar nota”. Pero en vez de frenar el ímpetu, su presencia pareció dar más gasolina al fuego.
Cuando intentaron tildarlos de “instrumentos del enemigo”, los estudiantes fueron tajantes: “No estamos siguiendo ningún guion extranjero. Lo que decimos nace de la necesidad real de millones de cubanos que no pueden pagar internet y quedan fuera del mundo”.
El miedo al ejemplo
Y ahí está el detalle que más inquieta al régimen: estos jóvenes no están gritando en una plaza, están argumentando desde la razón, con conocimiento, y pidiendo lo que por derecho les corresponde. Y eso, para un sistema basado en el control y la obediencia ciega, es dinamita pura.
Otras facultades ya han empezado a mostrar solidaridad, aunque de forma más silenciosa. Pero la chispa está encendida. Desde cartas anónimas hasta llamados a suspender clases, el apoyo crece como la marea.
No se trata solo de internet
Lo que está pasando en la Universidad de La Habana es mucho más que una pelea por megas. Es una sacudida al discurso oficial, un grito de basta contra la falta de transparencia y la arrogancia del poder. Y lo más importante: es una señal de que la juventud cubana no está dormida.
Una estudiante lo resumió todo con una frase que quedó zumbando en los pasillos de MATCOM: “Nos dijeron que Cuba es una revolución en marcha… pues bien, nosotros estamos marchando”.
