La querida influencer cubana Milenita vivió uno de esos momentos que no se olvidan, cuando se topó cara a cara con la gran Susana Pérez, una leyenda de la actuación cubana, nada más y nada menos que en los pasillos de la emisora Ritmo 95.7 en Miami.
Susana, con ese carisma que nunca pierde, no dudó en sacar el celular y grabar la escena: “Yo vine a grabar mis comerciales y miren a quién me he encontrado… eh mi gente, ¿cómo te va?”, soltó entre risas mientras enfocaba a Milenita, quien no pudo esconder la emoción.
“Con la mimi aquí”, respondió la joven con esa energía suya que ya es marca registrada, luciendo su maquillaje rojo fuego y una sonrisa que le roba el protagonismo a cualquier lente.
La familia viral no podía faltar
En este encuentro no estuvo sola. La acompañaba su esposo, el simpático “puti”, que también se ha ganado su esquina en las redes con ese humor cubano que no falla. Ambos llegaron a la emisora como parte de una invitación para una entrevista que terminó siendo una fiesta de cubanía y buen rollo.
Milenita, sin filtros ni poses, le confesó a Susana lo feliz que se sentía por la oportunidad: “Estoy muy contenta, de verdad. Nunca imaginé estar aquí, pero mira tú, las cosas en la vida se van dando”. Y es que para una joven que ha conquistado internet con su estilo auténtico, encontrarse con una figura como Susana fue como cumplir un sueño en HD.
Consejo de una grande a una estrella emergente
Susana, que no solo tiene talento sino también corazón de madre, le dejó un mensaje claro: la clave está en la constancia y en no rendirse nunca, porque el camino del arte no es fácil, pero con ganas y esfuerzo todo se puede.
La jornada también incluyó una buena dosis de risas junto al humorista Boncó Quiñongo, quien compartió micrófonos con Milenita y aportó su chispa habitual a una entrevista que terminó siendo un vacilón al más puro estilo cubano.
Este tipo de encuentros son prueba de que la diáspora cubana en Miami no solo brilla, sino que se encuentra, se apoya y se celebra, mezclando generaciones y trayectorias bajo un mismo techo. Y cuando eso pasa, lo único que queda es gozar.