Otro trágico episodio sacude las deterioradas carreteras de Cuba. Un accidente fatal ocurrido recientemente terminó con la vida de un motociclista, quien, según testigos, murió en el acto tras un fuerte impacto contra un camión.
El siniestro fue reportado a través de redes sociales, donde se difundió la magnitud del choque y la rápida intervención de las autoridades. A pesar de la conmoción generada, el régimen no ha soltado prenda sobre lo ocurrido: ni nombre de la víctima, ni detalles concretos del suceso han sido confirmados por fuentes oficiales.
Hasta ahora, todo lo que se sabe viene de la gente de a pie, esos cubanos que, aún con internet racionado, logran informar lo que el Estado calla. Tampoco hay información clara sobre el estado del chofer del camión, ni si viajaba solo o acompañado en el momento del impacto.
Una vía marcada por el peligro
El accidente ocurrió en un tramo vial que los vecinos ya catalogan como zona roja, debido al alto tráfico de vehículos pesados y motos, que transitan por calles mal señalizadas y muchas veces en condiciones deplorables. Varios usuarios en grupos de Facebook expresaron su dolor por lo ocurrido y lamentaron la inacción de las autoridades, que siguen mirando para otro lado mientras las tragedias se repiten como si nada.
Como suele pasar en Cuba, ni el MININT ni la Dirección de Tránsito han emitido partes oficiales, dejando el caso en un limbo de incertidumbre y especulación. A estas alturas, no se sabe si hubo exceso de velocidad, fallos mecánicos o negligencia de alguno de los implicados. Todo queda en manos de una “investigación” que probablemente nunca se hará pública.
Demoras y caos en la vía
Tras el impacto, la zona fue acordonada por las autoridades, lo cual provocó congestión y demoras en el tránsito, según contaron varios testigos que estaban en el lugar. La escena fue desoladora: el cuerpo inerte del motociclista, el tráfico paralizado, y una vez más, el silencio ensordecedor de un sistema que ni siquiera respeta la muerte.
Mientras tanto, los cubanos siguen expuestos a un sistema de transporte colapsado, con carreteras sin mantenimiento y sin respuestas claras, donde salir a la calle se ha convertido en una ruleta rusa.
Este hecho no es aislado. Es solo una muestra más de cómo la desidia del régimen sigue cobrando vidas sin asumir responsabilidades, sin transparencia, y con total desprecio por el pueblo.