La ciudad de Las Tunas amaneció este martes con un nuevo capítulo de su crónica roja: nueve personas fueron arrestadas en medio de un operativo del Ministerio del Interior (Minint), acusadas de estar metidas hasta el cuello en el negocio de las drogas. Según la prensa oficialista, los arrestos ocurrieron en el reparto Santo Domingo, donde se sospecha que los detenidos vendían marihuana y una sustancia conocida como “químico”, esa mezcla peligrosa que ya ha encendido las alarmas en más de un barrio cubano.
La información salió por la página de Facebook del periódico provincial, pero como es costumbre, todo fue más propaganda que detalles reales: no se habla de pruebas incautadas, ni del dinero movido, ni de los perfiles de los involucrados. Silencio total sobre si habrá acusaciones formales o si el caso ya está en manos de los tribunales.
La droga corre suelta… y el gobierno también
Aunque los medios del régimen intentan vender estos operativos como parte de su cacareada “tolerancia cero”, lo cierto es que las drogas ya se les fueron de las manos. Cada vez son más frecuentes las redadas en diferentes provincias, y el “químico”, con su mezcla tóxica y efectos impredecibles, está ganando terreno en las esquinas, los techos y hasta en los centros escolares.
Este fenómeno no refleja control, sino crisis. Cuba, con su sistema policial omnipresente y su vigilancia en cada cuadra, no puede evitar que sustancias ilegales se comercialicen a plena luz del día. ¿Cómo se le escapan tantas cosas al mismo régimen que presume de tener el país “bien custodiado”?
Inventiva criolla… o desesperación
Hace solo días en La Habana, la policía atrapó a un hombre que escondía “químico” dentro de una muñeca Matrioshka rusa. Sí, una de esas muñequitas que se encajan una dentro de la otra. Más que creatividad, esto demuestra hasta qué punto se está sofisticando el negocio en un país donde cada vez más personas recurren al mercado negro para sobrevivir.
También se reportó la detención de una mujer en el Aeropuerto Internacional José Martí, que intentaba sacar del país cocaína escondida en productos de uso personal. Otro reflejo claro de que el tráfico internacional ya tiene un pie firme dentro de Cuba, y que las terminales aéreas son parte del juego, aunque el gobierno lo disimule.
En Centro Habana, otro presunto distribuidor fue arrestado durante una operación en una zona densamente poblada, donde el consumo de drogas sintéticas viene creciendo sin freno. Mientras más patrullas y redadas hay, más parece que la situación se descompone.
Un país que no puede con su propio veneno
El régimen sigue vendiendo la idea de que está combatiendo el narcotráfico con mano dura. Pero la realidad en la calle dice otra cosa: las drogas se están expandiendo y el aparato represivo no da abasto. Lo que vemos no es eficiencia, sino desesperación. No es prevención, es reacción. Y tarde.
En vez de enfrentar las causas reales que empujan a muchos jóvenes a caer en esta trampa —la miseria, la falta de futuro, el colapso social—, el castrismo se limita a echar mano, montar show y llenar titulares vacíos.
Porque en esta Cuba de 2025, el verdadero problema no es solo que haya drogas. El problema es que ya ni el régimen sabe cómo tapar el agujero que se le abrió en el dique. Y mientras tanto, el “químico” se pasea por las calles como Pedro por su casa.
