Como si no bastara con tener el internet más caro y más lento del planeta, ahora el régimen cubano ha sacado los colmillos contra los que se atreven a buscar alternativas para recargar el móvil desde el extranjero. Durante el programa oficialista «Hacemos Cuba», transmitido por Canal Caribe, se soltó la nueva narrativa: si haces recargas internacionales por fuera de ETECSA, podrías ser acusado de «saboteador».
Sí, así mismo como suena. El show contó con la presencia de funcionarios del Ministerio del Interior (MININT) y de la Fiscalía General, que no perdieron tiempo en pintar como «estructura delictiva» a quienes usan plataformas distintas a las aprobadas por el monopolio estatal.
“Una red que estafa a ETECSA”, así describieron el caso, refiriéndose a un supuesto esquema liderado por un cubano radicado en Estados Unidos, con vínculos en La Habana, Artemisa y Holguín. Según contaron, tras varios registros, se incautaron más de 40 millones de pesos en efectivo, además de computadoras, tarjetas, antenas y hasta máquinas para contar billetes. ¿Dónde estaban esas máquinas cuando la gente hace colas de días para cambiar un CUP?
¿Cuál es la supuesta “trampa”?
Los voceros del MININT explicaron que estas plataformas ofrecían recargas como si fueran internacionales, pero en realidad se hacían dentro del país usando saldo acumulado por agentes locales. De esa forma, el dinero en divisa enviado desde el exterior nunca llegaba a ETECSA. Y ahí está el detalle que más les duele: la moneda dura no entra a su caja fuerte.
Según el coronel Marcos Yobany Rodríguez, «la divisa se quedaba en manos de ellos», refiriéndose a los que operaban estas redes alternativas. Alegan que el cliente en Cuba recibía saldo, sí, pero sin los beneficios que normalmente ETECSA ofrece en sus promociones, como los gigas nocturnos o el WhatsApp libre. Pero vamos, ¿de qué beneficios hablan si a duras penas se puede abrir un correo sin que se trabe todo?
El fiscal saca la carta del “sabotaje”
En su intervención, el fiscal José Luis Reyes Blanco fue aún más lejos y soltó la bomba: este tipo de operaciones puede calificarse como sabotaje, porque según él afectan una “infraestructura crítica” como el sistema de telecomunicaciones.
La comparación fue de lo más ridícula: dijo que afectar a ETECSA es como dañar el sistema nervioso de un cuerpo humano. Lo que sí está dañado hace años es el bolsillo del cubano, que tiene que decidir entre recargar el móvil o comprar algo de comida.
Una movida para justificar lo injustificable
Esta narrativa del “sabotaje” surge justo después de que ETECSA impusiera su impopular límite de recarga nacional a 360 pesos cada 30 días, una medida que provocó una avalancha de quejas en redes sociales. ¿La solución que proponen? Nuevos paquetes en dólares, como 2 GB por 1,200 CUP o 4 GB por 10 USD, cifras absurdas para un país donde el salario mínimo no alcanza ni para eso.
El mensaje del régimen es claro: quieren blindar a ETECSA como única vía legal de recarga, cueste lo que cueste, incluso si eso implica criminalizar a quienes buscan sobrevivir en medio de la crisis. Aseguraron que todos los intermediarios involucrados —dentro y fuera del país— serán perseguidos, juzgados y sancionados. El cubano que recibe la recarga, dicen, “es una víctima”. Pero en el fondo lo que buscan es cortar cualquier vía de ingreso que no pase por su embudo oficial.
Un país donde hasta recargar el celular se ha vuelto un delito
Mientras el dólar se dispara en el mercado informal, ETECSA sube precios, el acceso a internet se dolariza, y el régimen se aferra a una política que asfixia al pueblo y lo obliga a depender de sus reglas absurdas. Y ahora, además, tildan de criminal a quien simplemente trata de ayudar a su familia con una recarga.
Con esta ofensiva, el castrismo vuelve a criminalizar la supervivencia, usando palabras grandes como «sabotaje» para justificar una represión más silenciosa, pero igual de violenta: la que se ejerce desde la escasez, la carestía y el control total.
