Al cubano Didie Espinoza le cambiaron la vida en un segundo. Acababa de salir de su audiencia de asilo en Miami, cumpliendo con todos los pasos legales, cuando agentes de ICE lo esperaron en la puerta como si fuera un delincuente peligroso. Sin aviso, sin explicación, sin respeto.
Espinoza, que llegó a Estados Unidos en 2022 con un I-220A y un historial intachable, se convirtió en víctima de una maniobra legal que, según abogados, se repite cada vez más con inmigrantes cubanos en su misma situación. “Esto fue una trampa”, denunció su abogada Laura Jiménez, visiblemente indignada.
“A cualquiera se lo llevan, caballero. Esto no es justicia, esto es abuso”, gritó su pareja, Daysi Salvador, mientras lo metían en un ascensor esposado. Entre lágrimas, denunció lo que miles temen: “Mi esposo trabaja, paga impuestos, cumple con todo, ¿y así lo tratan? Es inhumano”.
Una trampa disfrazada de procedimiento
Según explicó Jiménez a los medios, todo comenzó con una jugada del fiscal: pidió retirar el caso de asilo justo en la audiencia, sabiendo que eso deja al solicitante sin protección legal inmediata. En cuanto el juez aprueba, ICE se lanza como tiburón en el pasillo.
La abogada, que ya anticipaba algo sospechoso, llegó con una moción lista para oponerse. Pero ni así fue suficiente. “Tuve que rogarle al juez que me dejara presentarla en ese mismo momento. Lo hizo, pero no sirvió de nada. ICE ya estaba afuera, esperando”, relató con rabia contenida.
“Esto es una violación total del debido proceso”, sentenció. “Aquí se actuó de forma arbitraria. No se respetaron los derechos legales de mi cliente. Y lo peor: el mismo sistema que debe protegerlo fue cómplice de su detención”.
Tres años de lucha, borrados en minutos
Espinoza no es ningún improvisado. Llegó a EE.UU. huyendo de la represión en Cuba, con pruebas sólidas de persecución política. Se presentó puntualmente a todas sus citas, entregó sus papeles al día, y llevaba tres años luchando por el derecho a quedarse.
Pero nada de eso importó. “Todo ese sacrificio, esa disciplina, fue ignorado por completo. Fue como si no valiera nada”, lamentó su abogada.
Un patrón que se repite en silencio
Jiménez no dudó en dar la alerta: “Esto no es un caso aislado. Hay una lista. ICE está cazando a quienes tienen audiencias próximas. Lo están haciendo con total impunidad”.
Y para colmo, la cosa no se limita a Miami. En otras jurisdicciones, los jueces están usando argumentos absurdos para rechazar los casos cubanos. Según Noticias 23, un juez en el oeste del país llegó a decir que “ya no hay dictadura en Cuba porque la familia Castro no está en el poder”. Una frase que parece sacada del libreto de la televisión cubana, no de una corte de inmigración de Estados Unidos.
El régimen no quiere a sus propios hijos de vuelta, pero los tribunales los están expulsando
Estados Unidos tiene hoy más de 42 mil cubanos con orden de deportación, pero el régimen castrista se niega a recibirlos. Aún así, ICE sigue adelante con las detenciones, ignorando el limbo legal en que quedan estas personas.
Didie Espinoza es uno más en una larga lista de migrantes cubanos atrapados entre la crueldad del sistema de inmigración estadounidense y la indiferencia del régimen que los obligó a huir. Un sistema que, lejos de protegerlos, los persigue.