Una noticia triste, de esas que aprietan el pecho, sacudió este fin de semana al municipio de Guanajay, en Artemisa: el joven cubano Yasiel Amador fue hallado muerto cerca del estadio local, tras varios días de angustiosa búsqueda.
Yasiel, que llevaba desaparecido desde el pasado 24 de mayo, fue encontrado sin vida y en avanzado estado de descomposición, según confirmaron las autoridades tras levantar el cadáver y trasladarlo a Medicina Legal. Las primeras conclusiones apuntan a que habría atentado contra su propia vida, cerrando así un capítulo doloroso que deja muchas preguntas… y ninguna respuesta clara.
Un silencio que duele más que la muerte
La noticia fue confirmada por Reportes Cuba Ya, un medio independiente que siguió de cerca la desesperada búsqueda emprendida por vecinos, amigos y familiares. Durante días, volantes con su rostro circulaban por redes sociales, mientras en la calle la gente cruzaba los dedos por un milagro que nunca llegó.
Yasiel, según contó su familia, vivía con esquizofrenia. No era violento, ni representaba peligro alguno para nadie. Era un joven como tantos otros, marcado por una enfermedad que en Cuba sigue siendo mal entendida, mal atendida y mal tratada.
Ese día, salió de su trabajo y nunca regresó. Nadie supo más de él… hasta que lo encontraron, cuando ya era demasiado tarde.
Una tragedia con raíces profundas
Este caso no es solo una historia triste. Es un reflejo brutal de la falta de un sistema de salud mental digno en la Cuba de hoy, donde ser diagnosticado con una enfermedad como la esquizofrenia equivale, muchas veces, a cargar con una condena invisible.
La esquizofrenia no es un invento, ni un capricho, ni una excusa. Es un trastorno mental severo, que afecta la forma en que una persona percibe la realidad. Alucinaciones, delirios, desconexión con el entorno… síntomas que pueden destruir la vida de quien los padece si no recibe ayuda médica y emocional real. Y en un país donde todo escasea —menos el abandono institucional—, el desenlace suele ser este: dolor, soledad y muerte.
La salud mental, una deuda eterna del régimen
El caso de Yasiel evidencia otra cara de la crisis cubana: la salud mental está fuera de los planes del régimen. No hay campañas, no hay recursos, no hay acompañamiento. Las familias quedan solas, sin herramientas ni apoyo. Y los enfermos… aún más solos.
En su publicación, Reportes Cuba Ya pidió sensibilidad, respeto y humanidad. Porque detrás de cada caso como este hay una familia rota, un vacío que no se llena y una pregunta que jamás se responde: ¿dónde estaba el Estado cuando más se necesitaba?
Yasiel no tenía por qué morir así. Su historia no puede repetirse en silencio.
