Después de pisar por primera vez tierra extranjera, la vocera oficialista Gabriela Fernández regresó deslumbrada. No por lo que vio afuera, sino por lo que “reevaluó” adentro. Según confesó en una entrevista con el medio vasco Naiz, la joven propagandista quedó tan encantada con su viaje que ahora ve a Cuba como algo “más admirable”. Sí, leíste bien. A pesar del caos que vive la isla, Gabriela dice que le parece más linda que nunca.
“Ahora que he salido y comparo, Cuba me parece más interesante”, soltó sin pena alguna, mientras miles de cubanos escapan de la represión, los apagones y un sistema que no les deja respirar. Es como si la vocera del programa “Con Filo”, ese panfleto semanal hecho para justificar cada abuso del régimen, viviera en una película… pero con guion de la Seguridad del Estado.
La gira que la llevó por 15 ciudades españolas fue organizada por el Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba (MESC), un grupo que hace de vocero en Europa del mismo sistema que reprime a su pueblo en nombre de la “soberanía”. Gabriela fue recibida en espacios amigables, donde nadie le pidió cuentas, y donde los actos se hicieron casi todos a puertas cerradas para evitar protestas de exiliados cubanos.
Durante las charlas, repitió el libreto oficial al pie de la letra: culpó al embargo estadounidense, alabó el sistema cubano y se hizo la ciega ante la represión, los presos políticos y el colapso económico. Hablando de los apagones, llegó a decir que “afectan emocionalmente” a la gente, como si no supiera que hay familias enteras durmiendo a oscuras y comiendo frío, si es que comen.
También se tiró el show de comparar esta crisis con el “periodo especial”. Dijo que en los 90 había más escasez, pero que ahora el problema son los salarios. Lo cierto es que hoy la gente no tiene ni qué inventar, porque lo poco que aparece cuesta más que un mes de trabajo.
Cuando le preguntaron por la ola de migración masiva, no negó que los jóvenes se estén yendo en masa, pero se fue por la tangente: “Son tiempos complejos, pero eso no significa que sean malos”, dijo con una sonrisa. Según su lógica, todo lo que pasa en Cuba es culpa del “bloqueo” y de quienes usan la emigración como “arma política”.
Nada nuevo bajo el sol del castrismo.
Gabriela, nacida en el año 2000 en La Habana, se ha convertido en una pieza clave del aparato propagandístico pos-11J. Su programa en televisión fue creado justo después de las históricas protestas de julio de 2021, con el objetivo de desacreditar a los manifestantes y limpiar la imagen del régimen. Y lo ha hecho con disciplina, sin importar cuánta miseria, abuso o censura haya que justificar para seguir en pantalla.
Además de guionista y presentadora, escribe en sitios como Cubadebate y Cimarronas, y da clases en la Universidad Enrique José Varona, donde seguramente repite el mismo discurso a los estudiantes, si es que todavía queda alguno con ganas de aprender en un país que se les cae a pedazos.
El viaje de Gabriela no es solo un tour ideológico: es el reflejo de cómo el régimen manda a sus piezas de ajedrez a hacer propaganda en el extranjero, mientras su propio pueblo huye de la isla en balsas, lanchas y cualquier cosa que flote.
Y lo más triste es que ni siquiera salir de Cuba le hizo despertar. Al contrario: regresó aún más convencida de su papel. Para ella, la Cuba real —la de los apagones, la escasez, la policía política y la desesperanza— no existe o no importa tanto como su papel protagónico en la telenovela revolucionaria.
