En su eterno afán por controlar hasta el más mínimo respiro de los cubanos, el régimen ha puesto la mira sobre una de las pocas vías de subsistencia que aún queda en la Isla: la venta informal de saldo móvil. Esta vez, el show represivo fue transmitido en cadena nacional durante el programa oficialista Hacemos Cuba, donde el vocero del castrismo, Humberto López, volvió a vestirse de fiscal televisivo para exponer a cubanos que —según él— están “violando la ley” por compartir saldo de ETECSA.
Saldo compartido = delito grave… según el régimen
López mostró publicaciones en redes sociales de personas que venden o transfieren saldo como parte de esquemas alternativos al monopolio estatal. No reveló números telefónicos, pero sí lanzó nombres al aire como si estuviera dando una clase de linchamiento público, todo sin un juicio, sin pruebas, sin el más mínimo respeto al debido proceso.
“Esto va mutando y se va moviendo”, soltó, como si estuviera describiendo un virus letal y no una respuesta desesperada del pueblo a un sistema que no le da opciones para vivir.
Más amenazas, menos soluciones
Junto a él, el coronel Marcos Yobany Rodríguez del MININT aseguró que esta práctica ya estaba “dentro del radar” de las autoridades. Según su versión, se va a perseguir tanto a redes organizadas como a individuos que lo hagan por la libre. Y no lo dijo como quien alerta; lo dijo como quien amenaza.
“Lo principal es que paren”, advirtió con tono de capataz, dejando claro que no importa si es por necesidad o por pura supervivencia: quien se salga del camino marcado por el Estado, será castigado.
Por su parte, el fiscal José Luis Reyes Blanco lo calificó como una “actividad económica ilícita”, sin respaldo legal, sin impuestos, sin estructura. Es decir, lo de siempre: criminalizar cualquier iniciativa que escape al control del régimen y su maquinaria tributaria.
Saldo como escape en una economía en ruinas
Lo que no dicen —porque no pueden— es que esta práctica informal es una de las formas que ha encontrado la gente para paliar el hambre, la falta de trabajo y el control total del castrismo sobre las telecomunicaciones. Para muchos cubanos, vender saldo móvil es la única manera de buscarse unos pesos sin caer en la mendicidad o la delincuencia.
Pero claro, eso no entra en los cálculos del régimen, que ahora va a por todas para proteger su vaquita sagrada: ETECSA, ese dinosaurio monopólico que exprime a la población con tarifas absurdas y un servicio mediocre.
Un plan de datos que parece una burla
Para disimular la presión popular por el precio del internet móvil, ETECSA anunció un nuevo plan de 2 GB por 1,200 pesos cubanos. Disponible a partir del 20 de junio, dicen. Pero en un país donde el salario promedio ronda los 5 mil CUP y el dólar ya sobrepasa los 370 en la calle, esa “oferta” suena más a burla que a alivio.
¿Estafa o cortina de humo?
En el mismo programa, se presentó otro caso de supuesto “crimen digital”. Una red de estafadores que, según el oficialismo, habría simulado recargas internacionales usando plataformas como Soky Recargas Online. Todo apunta a un cubano residente en Estados Unidos con contactos en La Habana, Artemisa y Holguín.
El MININT dice que incautó millones en moneda nacional, computadoras, teléfonos y hasta una antena satelital. Pero, como siempre, sin pruebas verificables, sin procesos judiciales claros y con una narrativa que huele a montaje para justificar más represión.
Del “saldo ilegal” al “sabotaje”
Como si no bastara con amenazar con multas y prisión, ahora el régimen sube la parada: las recargas hechas fuera de los canales oficiales podrían ser tratadas como “sabotaje”. Así lo dejó caer el fiscal Reyes Blanco en el mismo espacio televisivo.
¿Sabotaje? Sí. Para ellos, buscar precios más bajos y servicios más eficientes es un crimen contra el Estado, porque afecta las finanzas de ETECSA. Y como ya hemos visto, todo lo que afecte los bolsillos de la élite roja es rápidamente convertido en delito.
El pueblo busca sobrevivir, el régimen castiga
La realidad es clara: miles de cubanos dentro y fuera del país prefieren usar plataformas informales porque el sistema oficial es caro, lento y fallido. Pero el castrismo, incapaz de competir con calidad o precios, opta por lo único que sabe hacer bien: perseguir, intimidar y castigar.
Esta nueva ofensiva contra las recargas no oficiales es otra muestra del miedo del régimen a perder el control de lo poco que aún le queda. En vez de ofrecer soluciones, endurece la represión para blindar a ETECSA, su caja registradora disfrazada de empresa pública.
