Como si no bastara con los apagones interminables y el maltrato digital que sufren los cubanos, ahora el régimen, a través de su vocero estrella Humberto López, se saca otro conejo del sombrero: las recargas internacionales de ETECSA —esa misma empresa que exprime a los emigrados y maltrata al usuario— son clave para mantener encendido el sistema electroenergético nacional.
Sí, así como lo lees. En el programa Hacemos Cuba, ese espacio habitual de manipulación política, López soltó una teoría que roza la comedia negra: “¿Quién quiere un apagón? Nadie, ¿verdad? Pues ese dinero de las recargas puede servir para resolver lo que estamos viviendo”, afirmó con todo el desenfado del mundo.
El chantaje disfrazado de recarga
Mientras la gran mayoría de los cubanos sudan la gota gorda con apagones de 10, 12 y hasta más horas, ahora les dicen que proteger las recargas es casi un acto patriótico. Según López, los fraudes en recargas afectan los ingresos de ETECSA, y por tanto, dejan sin fondos al gobierno para invertir en el maltrecho sistema eléctrico.
Como si el problema energético de Cuba dependiera del saldo que tu primo te manda desde Hialeah. Una lógica absurda para seguir culpando al pueblo de lo que ha sido siempre resultado de la incompetencia estatal.
En medio de este drama, ETECSA, fiel a su estilo oportunista, lanzó una “oferta especial” por el Día de los Padres: por solo 65.99 USD (sí, casi 70 dólares), el usuario recibe 1,500 CUP de saldo, 25 GB y navegación nocturna durante 35 días. Una promo que fue vendida como regalo, pero que a muchos les olió más a chantaje emocional con toques patrioteros.
“Mejor compro comida”
Las redes sociales no se hicieron esperar. El descontento fue evidente. “¿Dónde está el negocio?”, se preguntaba un usuario. “Con eso mejor lleno el refrigerador”, soltó otro. Porque mientras se promociona conectividad a precio de oro, la realidad es que en la isla hay apagones, no hay comida, no hay futuro… y ahora tampoco novela brasileña.
Y como si esto no fuera suficiente, López y compañía llevaron al programa a funcionarios del MININT, la Fiscalía y directivos de ETECSA, para hablar del “gran daño” que hacen las estafas en recargas, ejecutadas supuestamente por redes de operadores que canalizan el dinero por fuera del control del régimen.
Según el coronel Marcos Yobany Rodríguez, las divisas de estas recargas fraudulentas no entran al país, aunque los clientes sí reciben el saldo. Eso —dicen ellos— es un crimen económico millonario que afecta el bolsillo estatal.
¿Recargar es sabotear?
El fiscal José Luis Reyes Blanco fue más allá y dijo que estos actos podrían llegar a tipificarse como sabotaje, porque afectan “infraestructuras sensibles” como el sistema eléctrico o las telecomunicaciones. Así que cuidado, porque según esta lógica mandarle saldo a tu abuela con la app equivocada te convierte en un traidor a la patria.
En un operativo reciente en La Habana, las autoridades se jactaron de haber decomisado antenas, máquinas de contar dinero, documentos… y más de 40 millones de pesos en efectivo. Lo cuentan como si hubieran desmantelado una red de espionaje internacional, cuando lo que hicieron fue perseguir a quienes buscan una vía alternativa para recargar más barato.
Mientras tanto, Humbertico, con su habitual tono condescendiente, aseguró que los cubanos que reciben esas recargas son “víctimas”. Pero claro, también los exhortan a denunciar —como buenos ciudadanos revolucionarios— si reciben saldo de fuentes “sospechosas”.
Apagones, estafas y cinismo en HD
En resumen, el régimen sigue perfeccionando su guion: todo lo que va mal es culpa del bloqueo, las recargas ilegales o los propios cubanos. Nunca del desastre económico generado por más de seis décadas de ineficiencia, corrupción y censura.
Y mientras se intenta convencer al pueblo de que el saldo del teléfono puede encender una termoeléctrica, la realidad en la calle es otra: la gente quiere luz, comida y libertad, no cuentos chinos con cobertura 4G.
Pero al parecer, en la Cuba del castrismo digital, un apagón se resuelve con una recarga… y el descaro se paga en dólares.