¡Se encendieron las alarmas en la mítica Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños! Un grupo de estudiantes del Curso Regular 2024-2025 decidió romper el silencio y exponer la dura realidad que se vive dentro de las instalaciones. Lo que alguna vez fue un centro de formación prestigioso y lleno de sueños, hoy está marcado por el deterioro, la falta de agua, escasez de alimentos y una gestión que, según los alumnos, brilla por su ausencia.
A través de una declaración publicada en redes sociales, los jóvenes contaron lo que muchos temían: la EICTV está sumida en una verdadera crisis sanitaria, alimentaria y organizativa. Y no se trata solo de molestias menores. Lo que describen es una situación límite que afecta tanto su calidad de vida como su desarrollo profesional.
“No hay agua en las habitaciones, los alimentos han perdido calidad, y una vez que cierra el comedor no se puede acceder a agua potable”, dice el documento. Además, denuncian que la higiene brilla por su ausencia y que el entorno se ha vuelto insalubre para estudiar, vivir o siquiera descansar.
Pero la cosa no queda ahí. También revelaron que muchos trabajadores del centro llevan meses sin cobrar su salario, lo cual genera un ambiente laboral tenso y desmotivado. Y claro, si el personal está sin cobrar, ¿quién puede garantizar un funcionamiento digno en la escuela?
A pesar de todo esto, los estudiantes no se rinden. Reconocen que la situación económica en Cuba es crítica, sí, pero insisten en que eso no puede ser excusa para el abandono total. Más aún cuando la EICTV cuenta con una sólida red internacional de apoyo que estaría dispuesta a tender la mano si las cosas se gestionaran con transparencia.
“Nuestros reclamos van en serio y no nos vamos a callar”, afirman los alumnos, que también exigen diálogo directo con las autoridades y una comunicación más humana y efectiva. Su llamado final es para que no dejen morir el espíritu de la escuela, esa “utopía” fundada por Gabriel García Márquez con la idea de unir a los creadores del continente.
Y este no es un escándalo nuevo. Ya en 2023, la escritora cubana Wendy Guerra había denunciado protestas internas por la falta de abastecimientos, robos y una dirección que —según sus palabras— ni daba la cara ni mostraba interés por la situación del alumnado. En aquel entonces, incluso se pidió que la dirección pasara a manos de alguien extranjero, sin intereses políticos.
También se habló del lujo con el que viven ciertas figuras directivas, como Susana Molina y Alquimia Peña, que disfrutan de viajes y privilegios, mientras los estudiantes apenas pueden comer y se bañan a jarras.
La EICTV fue un símbolo de esperanza y creatividad para jóvenes cineastas de América Latina, África y Europa. Hoy, sus propios alumnos temen que ese sueño se desvanezca, no por falta de ganas o talento, sino por una gestión que los ha dejado completamente a la deriva. ¿Será este el principio del fin de una institución que marcó historia?