Lo que comenzó como un grito de libertad terminó en miedo, represión y dolor familiar. El cantante cubano Leoni Torres, conocido por su voz romántica y su presencia discreta, se sinceró como nunca antes sobre lo que vivió tras apoyar públicamente las protestas del 11 de julio de 2021 en Cuba. Lo hizo en el podcast Sin Rodeo de Jomari Goyso, donde contó su verdad sin filtros ni miedo.
Desde el primer momento de la entrevista, Leoni dejó claro que su salida de Cuba no fue por gusto. Nunca soñó con irse. Pero después del 11J, cuando miles de cubanos salieron a las calles pidiendo libertad, su vida y la de su familia cambió para siempre.
“Ese día sentimos que la dictadura se había acabado. Lloramos, posteamos, hicimos un live diciendo que queríamos elegir a nuestro presidente”, recuerda con emoción. Junto a su esposa, la actriz Yuliet Cruz, se lanzaron sin miedo a decir lo que pensaban. Pero la respuesta del régimen fue brutal.
Primero lo castigaron con el silencio: nunca más volvió a conseguir trabajo en medios ni escenarios controlados por el Estado. Luego llegó lo más doloroso: su hijo fue asaltado en la calle. Iba con un amiguito cuando le dieron golpes y claramente lo atacaron por ser “el hijo de”.
Pero ahí no terminó todo. Según cuenta, la Policía puso un «vendedor» sospechoso frente a su casa para vigilarlos. El miedo se volvió parte del día a día. “Le dije a mi esposa: hay que irse. Me fui sin saber si los volvería a ver, porque eran muy capaces de dejarme solo afuera”, relata con voz quebrada.
Durante ese mismo julio, cuando Miguel Díaz-Canel pidió a los “revolucionarios” reprimir al pueblo, Leoni salió en directo y le advirtió al gobierno: “¡Ni se les ocurra agredir a un solo cubano!”
Días después, él y Yuliet condenaron abiertamente la violencia, dejando claro que el pueblo tiene derecho a ser escuchado, no golpeado. “Queremos una Cuba libre, sin injusticias, donde podamos elegir a nuestro presidente”, dijo Leoni con la firmeza que nace del dolor vivido.
Hoy, desde el exilio, Leoni Torres no solo canta, también grita verdades que el régimen no quiere oír. Y aunque esté lejos de su tierra, sigue poniendo su voz al servicio de una causa que lo marcó para siempre: la libertad de Cuba.