Como si le lanzaran un balde de agua caliente a quien ya está sudando, ETECSA anunció con bombos y platillos un “nuevo plan” de 2GB por 1,200 CUP, y lejos de calmar las aguas, lo que desató fue una tormenta de críticas en redes sociales. La gente no se tragó el cuento y la indignación fue inmediata.
Según el monopolio estatal, esta “oferta” fue pensada como respuesta a las quejas populares. Pero basta darse una vuelta por su página de Facebook para ver que la jugada les salió al revés: más de 1,300 comentarios y la mayoría son palos, ironías y frustración acumulada.
“¿Esto es lo mejor que se les ocurrió?”, soltó un usuario visiblemente molesto. Y no fue el único. Otro fue más al grano: “Si no sirven, dejen que entren otras compañías”. Porque sí, el pueblo ya está cansado de que la única opción sea cara, lenta y sin alma.
Una burla que ofende más que ayuda
ETECSA quiso vender la idea de que este nuevo plan era una especie de alivio, una solución sacada del “debate popular”. Pero ¿alivio de qué? Si por ese precio se obtienen apenas 2GB, que no alcanzan ni para una semana de conexión en Cuba, y eso sin contar lo que cuesta mantenerse online con la electricidad intermitente y el bolsillo en ruinas.
El mensaje es claro: esto no es un plan pensado para ayudar, es otra manera de sangrar al cubano promedio. El mismo que sobrevive con salarios de miseria, remesas cada vez más escasas y una inflación que no da tregua.
La cultura también levanta la voz
El poeta y repentista Alex Díaz Jr. no se quedó callado y soltó tremendo leñazo: “Asco y vergüenza. Sobrevivir a costa de los que no tienen nada es lo más bajo”. Y tiene toda la razón. Porque lo que está haciendo ETECSA no es solo insensible, es criminal en un país donde conectarse es también una forma de escapar del encierro y de informarse más allá del discurso oficial.
Otra cubana, Liz Díaz Montero, lo puso con ese sarcasmo tan nuestro que duele y hace pensar: “Mi abuela jubilada con sus $1500 puede comprarse los planes, sí… pero no podrá comer. Gracias por pensar en todos”. Un retrato perfecto del absurdo cotidiano que se vive en la isla.
Monopolio, control y total desconexión con la realidad
La historia se repite: una empresa que no escucha, un gobierno que no siente y un pueblo que ya no cree en nada. ETECSA no solo sigue funcionando como un monopolio anclado en la era del fax, sino que también se ha convertido en una herramienta de control y exclusión. Internet en Cuba no es un derecho: es una mercancía de lujo.
El reciente tarifazo todavía arde en la memoria colectiva, y esta nueva propuesta no hace más que echarle sal a la herida. Lo peor es que la supuesta “intermediación” de la FEU terminó siendo un espectáculo más, una especie de teatro estudiantil al servicio del poder.
Y mientras la dirección de la empresa se escuda en tecnicismos y promesas vacías, el pueblo sigue con la soga al cuello, viendo cómo se aleja aún más el sueño de una Cuba verdaderamente conectada, libre y justa.
Lo que queda claro es que el malestar no se apaga con migajas ni con discursos reciclados. Porque el pueblo está cansado, pero también está despierto. Y ya no se traga cualquier “oferta” embutida en papel de regalo.