ETECSA, la única empresa de telecomunicaciones permitida en Cuba (y cómo no, si es del Estado), acaba de anunciar con bombo y platillo dos nuevos planes de datos que, en vez de ser un alivio, suenan más bien a burla para el pueblo. A partir del 20 de junio, entrarán en vigor dos supuestas “ofertas”: una de 2 GB por 1,200 CUP para el público en general, y otra de 6 GB por 360 CUP, exclusiva para estudiantes universitarios.
Pero si usted pensó que esto era una respuesta sincera a las necesidades del pueblo, mejor siéntese.
Según los jefes de ETECSA, estas medidas vienen “como resultado de las críticas” a sus anteriores abusos comerciales. O sea, las protestas de la gente están empezando a hacer ruido, y la empresa está tratando de dar gato por liebre. «Hemos hecho el máximo esfuerzo posible», dijo Yusmani Rojas, directivo de la entidad, como si estuviéramos hablando de una empresa caritativa y no de una maquinaria exprimidora de divisas.
¿Una ganga? ¡Por favor!
El plan de 2 GB, que solo podrá comprarse una vez al mes, estará disponible durante 35 días, pero no se descuenta del saldo principal. Aunque suene bonito, 1,200 pesos por 2 GB en una Cuba donde el salario promedio apenas alcanza para un par de libras de arroz y algo de aceite es, sencillamente, una tomadura de pelo.
ETECSA lo vende como una opción “intermedia” entre el abusivo plan de 3 GB por más de 3,300 CUP. Pero ni así se acerca a lo que realmente necesita un cubano para mantenerse conectado. Porque en este país, la conexión no es lujo: es la única vía para saber lo que realmente está pasando.
Para los estudiantes, la jugada es otra: 6 GB por 360 CUP, pero solo para quienes tengan la línea a su nombre. Muchos aún usan móviles registrados por sus padres, así que ahora ETECSA y las universidades están apurados tratando de actualizar esa titularidad. Otro enredo burocrático, como siempre.
¿Qué hay detrás de estas “rebajas”?
Según la propia empresa, gracias al dinero que han estado ordeñando de la gente tras las últimas medidas, podrían reactivar ciertos servicios que tenían congelados: como la telefonía fija alternativa, arreglos de interrupciones y el maltrecho Nauta Hogar, ese que solo sirve si tienes una buena dosis de paciencia y resignación.
Pero claro, todo esto “sin comprometer” la supuesta recuperación económica de la compañía. O sea, traducido al cubano: que si te damos algo, no esperes milagros.
Criminalizando la necesidad
Mientras tanto, en el programa oficialista Hacemos Cuba, el vocero de la dictadura, Humberto López, salió nuevamente a la ofensiva, esta vez contra los cubanos que venden saldo de ETECSA entre ellos. Según él, esta práctica es “inadmisible” y será perseguida penalmente.
En lugar de preguntarse por qué la gente recurre a estas soluciones desesperadas —porque sencillamente no pueden pagar los precios oficiales—, el régimen decide tratar a su pueblo como criminal.
En el mismo espacio televisivo, se habló de una supuesta red de estafa con recargas, vinculada a un cubano en el exterior. El show incluyó cifras millonarias, antenas, computadoras y hasta carros ocupados en allanamientos. Todo un espectáculo al estilo CSI, para meter miedo.
La nueva amenaza: recargar a tu familia es sabotaje
Y por si fuera poco, ahora el régimen lanza una advertencia siniestra: si haces recargas internacionales por vías “no oficiales”, podrías estar cometiendo sabotaje. Sí, leyó bien. Recargarle el teléfono a tu madre desde el extranjero podría convertirte en criminal a los ojos del castrismo.
Así funciona ETECSA: exprime al pueblo, lo vigila, lo castiga y le da limosnas disfrazadas de ofertas. Todo mientras sigue atada a un modelo fallido, más enfocado en el control que en la conectividad.
Y mientras tanto, el cubano sigue pagando el precio —literalmente— por el desastre de un sistema que ni escucha ni cambia.