Este 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, el primer ministro cubano Manuel Marrero salió en redes sociales con su acostumbrado discurso para la galería. Con toda la seriedad del mundo, escribió en X (el antiguo Twitter): “Alzamos la voz por las miles de personas que han sido forzadas a abandonar su hogar debido a conflictos armados. #Cuba reitera el llamado a la paz”. Y, como era de esperar, arremetió contra Israel para mantenerse fiel al guion de siempre.
Pero mientras agita la bandera de la “solidaridad internacional”, guarda un silencio cómplice frente al éxodo brutal de su propio pueblo, que ha convertido a Cuba en una tierra que se vacía a paso acelerado.
Los cubanos no tardaron en responderle con fuerza en redes sociales. “¿Y de los que se han ahogado en el Estrecho o han muerto en el Darién, no vas a decir nada?”, le lanzó un usuario indignado. Otro fue más directo: “Soy refugiado en Europa por culpa de tus políticas totalitarias”. Y así, se multiplicaron los mensajes que desenmascaran la doble moral del régimen, siempre listo para hablar del mundo… mientras da la espalda al dolor nacional.
Una crisis migratoria silenciada por la dictadura
Mientras Marrero hace pronunciamientos de cartón, Cuba atraviesa una de sus peores crisis migratorias en más de seis décadas. Solo en lo que va de 2024, más de 250 mil cubanos han hecho maletas y se han largado del país, según cifras de la ONEI. Pero la realidad es aún más dura: estudios independientes apuntan que ya son más de 545 mil los que han escapado del desastre económico y social.
La isla perdió en total más de 307 mil habitantes este año, y los nacimientos han caído a su punto más bajo en 65 años. El país se apaga, se despuebla, y el castrismo ni siquiera se atreve a pronunciar la palabra “refugiado” cuando se trata de sus propios ciudadanos.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) reportó que más de 300 mil cubanos solicitaron asilo en 2023. Solo en Estados Unidos, se contabilizaron más de 241 mil peticiones. Y desde 2022, más de 850 mil compatriotas han llegado a territorio norteamericano, muchos atravesando la peligrosa frontera sur.
¿Y el régimen? Mudo.
En vez de asumir su responsabilidad ante esta estampida humana, el gobierno cubano sigue repitiendo el cuento de la “emigración multicausal”, echándole la culpa al embargo, a los “incentivos externos” y hasta al cambio climático si hace falta.
Pero jamás mencionan la represión, la falta de futuro, los apagones, el hambre, la censura ni la desesperanza como causas del éxodo masivo. Tampoco se pronuncian por los muertos en la Selva del Darién o los que se traga el mar rumbo a la Florida.
Marrero tuitea sobre refugiados en Palestina, pero ignora los cementerios flotantes de su propio pueblo.
Una revolución que obliga a su gente a huir no tiene nada que celebrar ni que conmemorar. Tiene mucho que pedir perdón. Pero, claro, en el manual del castrismo, la autocrítica no viene incluida.
Mientras tanto, la Cuba real sigue vaciándose por cada frontera abierta. Y el régimen, como siempre, sigue mirando para otro lado.
