Dicen que la vida da muchas vueltas, pero lo que ha vivido esta cubana en Estados Unidos es una verdadera historia de película. Desde Cuba, sin haber tenido ni siquiera una bicicleta, hasta convertirse en camionera en tierra extranjera. ¿El resultado? Un video que ha tocado el corazón de miles en TikTok.
La protagonista se hace llamar @amisa_sousa en redes sociales y su mensaje no pudo ser más claro ni más poderoso. “¿Quién diría que esta cubana que ni bicicleta tuvo hoy andaría manejando una rastra?”, dice mientras se muestra al volante de un enorme camión de carga. No hay efectos, no hay drama artificial. Solo ella, su historia y una sinceridad que te desarma.
Con una calma que solo da la experiencia, Amisa comparte lo que muchos sienten pero pocos dicen: lo duro que es comenzar de cero, lo mucho que cuesta adaptarse, y sobre todo, lo importante que es atreverse. “Yo vengo de Cuba donde soñar era gratis, pero atreverse, no tanto”, confesó. Y esas palabras resumen lo que miles de cubanos sienten al dar el salto al exilio.
Pero lo mejor es que no se quedó en las palabras. Aprendió a manejar un carro y, sin pensarlo mucho, se lanzó al mundo del transporte pesado. “Este país no espera, si te tiras, te montas”, soltó con una sabiduría brutal. Porque en Estados Unidos, las oportunidades están ahí… pero solo para quienes se atreven a subir al camión y darle pa’lante sin miedo.
Lo más bonito del video llega al final, cuando lanza un mensaje para todos los que están empezando de nuevo: “Hoy no te hablo desde la cima, te hablo desde el camino. Con dudas, con miedo. Si tú también estás empezando o reconstruyéndote… este espacio es para ti”. Y con eso, ya se había ganado a medio internet.
Los comentarios no se hicieron esperar. Gente agradeciendo sus palabras, otras mujeres inspiradas por verla romper esquemas en un mundo dominado por hombres, y muchos cubanos sintiéndose identificados con esa lucha constante por encontrar su lugar lejos de casa.
Su historia no solo ha generado miles de visualizaciones. Ha despertado algo mucho más importante: la esperanza. Esa que a veces escasea, pero que vuelve cuando ves a alguien como tú, con tu mismo acento, tu misma historia… subido en una rastra, conduciendo hacia su sueño.