Luego del estrepitoso fracaso de su última oferta de recarga internacional —esa que nadie quiso comprar porque no traía ni un mísero bono multiplicado—, ETECSA intenta salvar la cara con una nueva promoción que, más que un regalo, parece otro intento desesperado por cazar divisas de los cubanos que viven fuera de la Isla.
Del 23 al 29 de junio, la empresa estatal de telecomunicaciones, símbolo de la ineficiencia criolla, activará una recarga internacional que promete triplicar el saldo en CUP para quienes reciban entre 500 y 1250 CUP a través de los distribuidores oficiales. Como “plus”, ETECSA ofrece datos ilimitados de madrugada: entre 12:00 a.m. y 7:00 a.m., durante 30 días.
Sí, leíste bien: tendrás que madrugar para aprovechar esos datos “libres” —si es que no se te va la corriente o no estás peleando con el Nauta Hogar por una conexión decente.
La recarga, que viene claramente diseñada para seducir a los familiares del exilio, busca enmascarar el descontento creciente tras la anterior promoción lanzada en plena implementación del tarifazo, donde el cubano no recibió ni saldo multiplicado ni suficientes datos. Aquel fiasco fue tan impopular, que hasta los más fieles dejaron pasar la oferta.
Ahora, como si fueran héroes, anuncian a bombo y platillo que el saldo recibido se triplica en la cuenta principal y tiene validez de hasta 510 días (330 días + 180 adicionales). Pero eso sí, las “letras chiquitas” no faltan.
Si el usuario ya tiene activos otros planes de datos o bonificaciones de minutos o SMS, la vigencia de esos recursos no se extiende. En resumen: te dan por un lado, pero no te perdonan nada por el otro.
Esta nueva recarga —más que una oferta generosa— refleja la necesidad urgente del régimen de captar dólares frescos para sostener un sistema que ya ni maquilla sus prioridades. Mientras el pueblo dentro de la Isla batalla cada día con apagones, hambre y represión, el aparato estatal sigue dependiendo del bolsillo del cubano que escapó para sobrevivir.
Con esta jugada, ETECSA no resuelve el caos de las telecomunicaciones, ni alivia el costo excesivo del acceso a Internet. Solo cambia el envoltorio de una estrategia vieja: seguir sangrando al emigrado con promociones recicladas, aunque el pueblo, como siempre, se quede sin aire en la cuenta… y sin luz para navegar.