Un hecho estremecedor sacudió este viernes a la Isla de la Juventud, cuando un joven desesperado trepó una torre de telecomunicaciones de ETECSA en la zona de Franco y Gerona. La escena, que quedó registrada en varios videos y fotos compartidos por usuarios en redes sociales, ha dejado al descubierto una vez más la angustiante realidad que atraviesan los cubanos, sobre todo los más jóvenes.
Sin arnés, sin protección, sin esperanza aparente. Así se le vio, encaramado en lo alto de una de las estructuras más altas del municipio especial. A esa altura, colgado de las antenas, su silueta contrastaba contra el cielo como un grito silencioso de desesperación.
“Se subió para quitarse la vida”, afirman varios testigos en los comentarios del grupo de Facebook “Compra y venta en la Isla de la Juventud”. Según esos relatos, el muchacho intentó ahorcarse, pero habría sido bajado aún con signos vitales y trasladado de urgencia al hospital local.
El silencio oficial, como de costumbre, no ayuda. Hasta el momento, ninguna autoridad ha dado la cara, ni para confirmar el estado de salud del joven ni para explicar qué lo llevó a tomar esa decisión tan extrema. Lo que sí está claro es que esta no es una historia aislada, sino el reflejo crudo del malestar que recorre la isla de punta a cabo.
¿Cuánto más se puede aguantar viviendo sin luz, sin comida, sin futuro?
En redes, algunos expresaron esperanza de que el joven logre recuperarse, mientras otros lamentaban la aparente tragedia. Lo que más se repite entre los comentarios es una mezcla de dolor e impotencia. “Tiene familia, esto no es para estar bromeando”, escribió una usuaria molesta por las burlas de algunos. Porque sí, en medio del drama, no faltaron los que hicieron chistes.
Cuba se está quebrando por dentro. Y no es sólo por falta de corriente. Es por la oscuridad emocional en la que nos tiene sumido este sistema. Una generación entera está creciendo sin sueños, sin opciones y sin rumbo. La subida de ese joven a la torre es apenas la punta del iceberg.
En la Isla de la Juventud, donde la crisis energética ha golpeado con particular dureza, cada vez son más los que no pueden más. Sin futuro ni respiro, con la represión respirándoles en la nuca y el hambre en la barriga, muchos simplemente se rinden.
Y mientras eso ocurre, el régimen sigue callando, como si aquí no pasara nada.
Cuba no necesita más torres de ETECSA. Cuba necesita que la vida vuelva a tener sentido para su gente.
Seguiremos informando tan pronto haya confirmación sobre el estado de salud del joven y los detalles de lo ocurrido. Porque estas historias, aunque al régimen le molesten, merecen ser contadas.