Desde su espacio “Hola! Otaola”, el polémico influencer cubano Alexander Otaola volvió a encender la candela, esta vez apuntando directo al corazón de la política migratoria de Estados Unidos. ¿Su blanco? Las “sanciones que no sancionan a nadie”, que —según él— siguen abriendo la puerta de par en par a voceros del castrismo disfrazados de artistas.
El detonante de su más reciente descarga fue la llegada del actor Alejandro Cuervo a Miami, tras una breve escala por España. Otaola no se mordió la lengua: “Otra prueba de que las sanciones son puro cuento. Todas las ratas vienen a esconderse a Miami, al mismo Miami que tanto han despreciado”.
¿Doble moral? De eso está lleno el exilio cubano, según denunció el presentador, quien cuestionó duramente que mientras miles de cubanos de a pie luchan por un visado para reunirse con sus familias o escapar de la miseria, “estos personajes que le han servido al régimen con devoción” reciben la alfombra roja.
“¿Qué lógica tiene esto?”, soltó Otaola con evidente molestia. “¿Por qué hay familias divididas por años mientras estos descarados entran como Pedro por su casa?”
El presentador, famoso por su tono incendiario, también puso el foco sobre la embajada de EE.UU. en Madrid, insinuando que desde allí estarían saliendo visas para artistas y figuras del oficialismo cubano. “Hay que mirar con lupa quiénes están recibiendo visas en España. Mucho oportunista disfrazado de víctima se nos está colando por ahí”.
De La Habana a Europa y directo a Miami: la ruta del descaro
Alejandro Cuervo lleva meses en el radar del exilio crítico. En abril, su esposa abrió un negocio en Cuba, y poco después la familia salió rumbo a Europa. Pero fue en junio cuando el escándalo explotó: Cuervo apareció en Miami, y las redes se prendieron fuego.
Otaola y buena parte de sus seguidores no perdonan lo que ven como una burla: “Mientras miles de cubanos que han dado el paso de romper con el castrismo están estancados en trámites eternos, estos señores, con historial de colaboracionismo, andan de paseo por La Pequeña Habana”.
El actor, conocido por su presencia en novelas del ICRT, nunca ha hecho una declaración clara de ruptura con el sistema. Sin embargo, ya se mueve como pez en el agua en el sur de Florida, generando una ola de críticas y desconfianza entre los exiliados.
“Esto es una traición a los que luchan por una Cuba libre”, sentenció Otaola. “Las sanciones no están funcionando, porque los verdaderos cómplices del régimen están aquí, brindando en cafeterías de Coral Gables”.
Un sistema migratorio que “aprieta a los buenos y premia a los cínicos”
El caso de Cuervo reabre un viejo debate dentro del exilio cubano: ¿por qué tantos artistas y funcionarios cercanos al régimen logran establecerse en EE.UU. sin mayores obstáculos, mientras quienes han sufrido persecución, cárcel o represión encuentran trabas burocráticas interminables?
Para Otaola, esto solo demuestra el fracaso de las sanciones y la falta de voluntad política de quienes deberían proteger los valores democráticos. “No se trata de cerrar la frontera, sino de tener vergüenza y coherencia”, expresó.
Y así, entre denuncias, nombres propios y verdades incómodas, Otaola vuelve a hacer lo que mejor sabe: destapar hipocresías y pedir cuentas, sin miedo y sin pelos en la lengua.
Porque mientras el régimen sigue con su circo en Cuba, muchos de sus artistas siguen buscando escenario… en el mismo Miami que un día vilipendiaron. Y eso, en boca de Otaola, se llama descaro institucionalizado.