La esperanza vuelve a asomarse para miles de migrantes cubanos en Estados Unidos. Este 21 de junio, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) anunció que ya arrancó la producción de las primeras tarjetas de residencia permanente para quienes ingresaron legalmente al país el pasado 16 de diciembre bajo el programa CHNV, antes de que la administración Trump le pusiera freno.
La noticia la soltó el periodista Mario J. Pentón, quien no solo la celebró con bombos y platillos, sino que mostró pruebas directas de los casos ya aprobados. “Definitivamente el proceso ya se descongeló”, afirmó, mientras muchos migrantes respiraban aliviados tras meses de pura incertidumbre.
Un giro inesperado en la narrativa oficial
Lo más sorprendente del asunto es el cambio de discurso del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Donde antes decían que estos migrantes habían entrado “ilegalmente”, ahora reconocen —por fin— que lo hicieron conforme a la ley. Este detalle, que parece menor, es en realidad clave para destrabar miles de trámites de ajuste de estatus, asilo y TPS que llevaban meses estancados.
Pentón lo explicó en una transmisión en vivo: “Ahora hasta la administración Trump está reconociendo que entraron legalmente. Eso es fundamental para que sus casos avancen”.
Casos reales, esperanzas concretas
Uno de los primeros beneficiados es una familia cubana que entró por parole el 16 de diciembre. Según compartió Pentón, ya tienen aprobada su solicitud I-485 y su Green Card está “en producción”. Una luz al final del túnel para quienes temían quedar colgados en el limbo migratorio que provocó la suspensión del programa.
Aunque prefieren mantenerse en el anonimato, esta familia —como tantas otras— vivía con el temor de ser deportada o perder el acceso a servicios vitales por no tener estatus claro. Ahora, gracias al fallo judicial que obliga a USCIS a reactivar los trámites detenidos, su situación comienza a normalizarse.
Pero no todo es fiesta
Es importante dejar claro que esto no significa el regreso del programa CHNV. El parole humanitario sigue revocado y no se están aceptando nuevas solicitudes. Lo que está pasando ahora es el resultado de una orden judicial que obliga al gobierno estadounidense a terminar de procesar los casos que ya estaban en curso antes de que Trump cerrara la puerta.
Desde enero, cuando Donald Trump retomó el poder y echó abajo el programa CHNV, más de medio millón de personas —incluyendo a más de 110,000 cubanos— quedaron en el aire. Permisos cancelados, residencias congeladas, documentos con fecha de expiración. Una jugada fría y despiadada que dejó a miles en vilo.
El 24 de abril fue la fecha límite que impuso el DHS para la validez de los documentos emitidos bajo este programa. Desde entonces, los beneficiarios se han visto obligados a actuar rápido: o se ajustan a la Ley de Ajuste Cubano, o enfrentan el riesgo de la deportación.
¿Qué viene ahora para los cubanos?
Aunque la producción de las primeras Green Cards es una excelente noticia, el panorama sigue tenso. Muchos migrantes todavía no cumplen el año requerido para legalizarse con la Ley de Ajuste. Otros ni siquiera han podido iniciar sus trámites por falta de dinero, asesoría o miedo.
Además, el gobierno de Trump no ha dicho su última palabra. Si algo ha demostrado, es que puede cambiar las reglas del juego en cualquier momento. Así que, aunque hay motivos para celebrar, no hay que bajar la guardia.
La lucha por la estabilidad migratoria apenas comienza, pero este avance demuestra que no todo está perdido. Al menos por ahora, USCIS ha comenzado a mover las fichas —y con suerte, muchos más cubanos podrán salir del limbo y empezar una nueva vida con papeles en regla y algo de tranquilidad.
Porque en medio del caos político y los vaivenes legales, el pueblo cubano sigue demostrando que no se rinde tan fácil.