Hay videos que no necesitan producción ni efectos para tocarte el alma. Solo muestran una verdad tan cruda y real que te dejan sin palabras. Eso fue lo que pasó con la publicación de la cubana @daniela_madrigal en TikTok: un simple video, una videollamada y una madre que no puede estar con su hijo. Punto.
En el clip, Daniela aparece llorando, mientras de fondo se ve una foto de su pequeño junto a su abuela en Cuba. El niño, todo sonriente y con un trofeo en la mano, no sabe que su mamá, desde lejos, lo mira crecer a través de una pantalla. «No hay nada más malo en este mundo que ver crecer a tu hijo por videollamada», escribió ella. Y no hace falta decir más.
Pero lo que de verdad rompe el corazón es la resignación con la que muchas madres como ella viven esta realidad. Daniela, pese al dolor, agradece profundamente a su madre, la abuela del niño, quien lo cuida con amor mientras ella lucha por salir adelante en Estados Unidos: “Le doy gracias a Dios y a mi madre que me lo cuida como yo”.
El video se volvió viral porque habla de algo que muchísimos cubanos están viviendo: la separación familiar. No es solo dejar tu país; es dejar a tu sangre. A tu hijo. Y ver cómo sus momentos importantes —sus sonrisas, sus logros, sus lágrimas— te llegan por WiFi. A veces con mala conexión.
La publicación desató una avalancha de empatía. Gente que no la conoce, pero que ha vivido lo mismo, le escribió mensajes como: “Así estoy hace nueve años”, “No te conozco, pero cómo te entiendo”, o “Fuerza, mi amor, no es fácil”.
Cada palabra en ese video refleja lo que muchas veces no se dice: que la migración no solo es cruzar fronteras físicas, también es cruzar vacíos emocionales. Y que el sacrificio más grande, muchas veces, es perderse los años que no vuelven.
Daniela no está sola. Su video pone rostro y lágrimas a una realidad que viven cientos de madres y padres cubanos. Personas que, en busca de un futuro mejor, se pierden el presente de quienes más aman. Y aunque duele, también recuerda por qué lo hacen.